Desde hace más de una década los venezolanos pero especialmente los tachirenses, sufren las consecuencias de tener cerrada la frontera con Colombia por el puente internacional Simón Bolívar, casi que un delito de lesa humanidad se ha convertido la prohibición del paso luego de que el hermano país abriera su frontera.
Desde que el Gobierno Colombiano autorizó el paso humanitario entre San Antonio y Villa del Rosario, los que dicen llamarse gobernantes en Venezuela bloquearon el tránsito peatonal, levantando un muro con dos vehículos de la Fuerzas Armadas, «esas mismas que deberían estar a favor de nuestro pueblo», así lo expresa el dirigente político Fernando Andrade.
Comenta el hijo de Michelena, que el paso había servido de forma humanitaria durante la pandemia para pacientes oncológicos y adultos mayores quienes van a consultas y hacerse tratamientos médicos, a madres con bebés en brazos que necesitan vacunas gratis y que en Venezuela se consiguen en dólares; a aquellos colombianos que viven en nuestro país desde hace décadas y que pueden vacunar a su país.
«Pero ahora no es así, por ese bloqueo que Venezuela propinó en plena aduana, donde ahora se hacen largas filas de personas que en su gran mayoría son adultos mayores con cormobilidades o madres con bebés en brazos, es totalmente injusto que nuestra gente siga siendo reprimida de esa forma, sigan vulnerando sus derechos humanos, porque aunque sea por humanidad no debería quitarle la platica a la gente para poder pasar a hacer algo que en este país no le pueden ofrecer aún cuando nuestra Constitución dice que es un derecho fundamental para nuestros ciudadanos la salud» así detalla Andrade el drama fronterizo.
Y es que sí es una verdadera tragedia económica la que se tiene que vivir en el camino, inicialmente para llegar a San Antonio hay que pasar unas siete alcabalas donde mínimo le sacan 5 mil pesos a cada pasajero, aparte de eso, el pasaje no se baja de 50mil pesos, tienen que llegar hacer largas filas a ver si no pasan por trochas, porque quienes lo hacen para no perder sus citas médicas arriesgan su vida y pagan para cruzar por una trocha, se llenan de barro a veces hasta las rodillas aquellos días lluviosos y eso si no es que está crecido el río, donde ya han perdido la vida varias personas
Finaliza Andrade poniendo en el tapete los siguientes cuestamientos «hasta dónde van a seguir acorralando a los tachirenses, cuánto tiempo más le va a durar al régimen y sus secuaces el negocio de las trochas, hasta cuándo va a seguir esa anarquía fraudulenta. No jueguen más con la necesidad de nuestra gente“
Por MBA/CNP-17.567