Eta, que en la víspera se debilitó a depresión tropical, continuaba descargando fuertes lluvias el jueves sobre Honduras y otros países de Centroamérica, generando inundaciones y deslaves que dejaban miles de personas refugiadas y casi una decena de fallecidos, dijeron autoridades locales.
A las 09:00 hora local (15:00 GMT), la tormenta se ubicaba tierra adentro a 130 kilómetros al suroeste de la ciudad costera hondureña La Ceiba, con vientos máximos sostenidos de 45 kilómetros por hora (km/h) y avanzaba a 15 km/h hacia el noroeste con dirección a San Pedro Sula.
«Tengo cinco niños sobre el techo de mi casa y nadie me ayuda a sacarlos», dijo a un canal de televisión una mujer en la colonia Jerusalén de La Lima, vecina de San Pedro Sula, donde el agua cubría a los pobladores casi hasta sus cinturas.
Hasta la mañana del jueves, la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) de Honduras informó de dos fallecidos y seis desaparecidos a causa de Eta, que fue un poderoso huracán de categoría 4 cuando tocó tierra el martes en Nicaragua, donde dejó al menos dos muertos.
En varios departamentos del país las autoridades reportaron graves daños por las lluvias como derrumbes de carreteras, puentes destruidos y desbordamientos de ríos que dejaban 41 comunidades incomunicadas. Más de 3,500 personas habían sido albergadas.
«La situación es grave, es impactante y requiere una reacción profesional y rápida», confesó el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, a un canal de televisión local, agregando que enviarían lanchas rápidas y helicópteros para atender a las personas afectadas, informó Reuters.
«El daño y destrucción es en la gran mayoría de ciudades del país», agregó el mandatario.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos dijo que espera que Eta se mueva sobre el mar Caribe el viernes, donde se fortalecería en su camino hacia Cuba.
En Guatemala, las autoridades dieron cuenta de 1,800 personas evacuadas y más de 33,000 afectadas, además de cuatro fallecidos. La fuerza de Eta llegaba hasta la frontera entre Panamá y Costa Rica, donde varios ríos se desbordaron, según organismos de protección civil.