El obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Lisandro Rivas, lamentó la violencia que se registra en la región del Catatumbo, Colombia, razón por la cual se reforzó la atención en las casas de abrigo que prestan ayuda a los migrantes.
Dijo que un equipo compuesto por psicólogos, médicos, entre otras especialidades junto a un plan alimenticio, estarán disponibles para la atención de los desplazados que a la fecha suman 11.006 personas.
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“Lamentamos las consecuencias de los conflictos armados que como dice el Papa Francisco trae desolación, tristeza, pobreza y destrucción de la misma vida”, expresó.
Manifestó que la Iglesia del Táchira está de brazos abiertos para acoger y solidarse con los más necesitados, pues son vidas que hay que dignificarlas y preservarlas.
“Somos una Iglesia con un corazón grande que se representa en buenos cristianos, en hombres y mujeres de buena voluntad”, expresó.