El 19 de marzo la Iglesia Universal celebra la fiesta de San José, padre adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo, esposo de la Santísima Virgen María y por lo tanto protector de la Sagrada Familia. Este hombre justo, santo entre los santos, atendió confiadamente la voluntad de Dios y fue, por lo tanto, custodio del proyecto de la salvación.
La historia refiere que la veneración al santo comenzó posiblemente entre las comunidades cristianas de Egipto. Más adelante, hacia el siglo XIV, los religiosos de la Orden de los Siervos de María conmemoraron el 19 de marzo como fecha de la muerte de San José. El papa Sixto IV incluyó esta fiesta en el calendario romano. La devoción al padre adoptivo de Jesús ha sido avivada por muchos santos y ratificada por el Magisterio de la Iglesia.
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El presbítero José Lucio León, párroco de la Iglesia Sagrario Catedral y director de Diario Católico ofreció una reflexión sobre los méritos y la enseñanza del patrono de la Iglesia Universal, de los niños no nacidos, de los esposos, de los trabajadores, de los migrantes, todos fundamentados en su accionar como cabeza y guardián de la Sagrada Familia. Así mismo, al morir acompañado de Jesús y María, se le ha nombrado patrono de la buena muerte.
Modelo
“San José fue el hombre que, sin decir una palabra, dijo todo. Un hombre que amo, vivió, y se entregó plenamente a Dios Padre y a Dios Hijo. Un hombre que, comprometido recibió en su casa y en su corazón a María y a Jesús, asumiendo íntegramente su responsabilidad de vida familiar”, expresó el Padre Lucio.
El sacerdote manifestó que es necesario valorar especialmente la figura de San José en la Sagrada Familia, pues él es el modelo de todos los padres y de todos los hombres, es quien impulsa cómo debe comportarse un verdadero papá y un verdadero hombre. Añadió que no fue una misión fácil, pero por su fe halló la gracia y el favor del Altísimo.
“Ciertamente no fue fácil para él, pero Dios siempre envió a sus ángeles para que lo cuidaran en el camino. Así también a nosotros, Dios siempre nos envía sus ángeles para que encontremos la forma de caminar mejor”.
Silencio
Uno de los aspectos a destacar de San José, es su silencio. En las narraciones del evangelio, éste no pronuncia palabra, sino que se apresura a hacer lo que en sus momentos de sueño le indica el Señor.
En atención a esto, el párroco de Catedral afirma que “San José en su silencio nos enseña que estamos llamados a escuchar a Dios. Eso implica que cada uno deje de hablar, de hacer ruido y se disponga a escuchar al Creador. Ese silencio es la respuesta a quien necesita realmente entrar en sí mismo y darse cuenta que no se puede perder el tiempo, ni malgastar las oportunidades que Dios nos da”.
Vida
Las Sagradas Escrituras refieren a San José como descendiente de David. Las menciones directas aparecen en los evangelios de Mateo y Lucas, en ellos queda escrita la primera virtud del santo: un hombre justo, quien, antes de comprender el misterio de la anunciación, puso por delante la piedad y no quiso dañar a María.
«Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.» (Mateo 1,19-20, 24).
Inmediatamente se observan las virtudes de la fe y la obediencia: José creyó en el anuncio de Dios y enseguida recibió a María. Cuando se acercaba el tiempo del nacimiento de El Salvador, debieron acudir a Belén y tal como estaba escrito, María dio a luz al Redentor.
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“Y José subió (…) para ser empadronado con María su mujer(…) Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”. (Lucas 2, 1-7)
El evangelio de San Mateo narra que estando todavía en Belén, el ángel del Señor se le apareció a José y le indicó que tomara a María y al niño y se fuera a Egipto hasta que él le indicara. Luego de la muerte de Herodes, el mensajero de Dios le dijo a José que regresara a la tierra de Israel y se instalara en Nazaret. En este episodio se explica porque se le invoca como protector de los migrantes.
A manera de conclusión, el Padre Lucio ratifica que la figura de San José es muy importante y por ello los cristianos de hoy deben buscar la manera de imitarlo y tenerle una devoción muy particular pues él nos enseña a caminar de la mano con Cristo.
Ana Leticia Zambrano