La comida es parte indispensable de las celebraciones decembrinas, ya que además de la espiritualidad, la conmemoración está colmada de alimentos que describen las particularidades de cada región donde se realizan.
La unión familiar es la piedra angular, de allí que la navidad en los hogares venezolanos se inicia con el encuentro de los afectos para que juntos reciban con alegría y fervor la llegada del niño Dios. Y es en esta espera particular que los alimentos en todas sus presentaciones se convierten en tradición.
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Las hallacas, el dulce de lechosa, el pan de jamón, el pernil, la ensalada de gallina, los bollos y la torta negra, sumado a otros alimentos, se han originado y posicionado como platos tradicionales propios a través de la unión de culturas.
Sin embargo, el plato rey de nuestra mesa es la hallaca, la cual se prepara de innumerables formas y con distintos sabores, siempre respetando la esencia que hace de este manjar uno de los más degustados en toda la celebración decembrina y uno de los más anhelados la noche del 24 en la conocida cena navideña que da inicio a la festividad de la natividad de nuestro Señor.
«Se trata de una masa de harina de maíz condimentada con caldo de gallina y coloreada con bija molida (…) puede ir rellena con carne de vaca, cerdo o pollo. Todo esto envuelto en una hoja de plátano”.
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La hallaca varía dependiendo de la región donde se prepare, de allí que se habla de la hallaca caraqueña, hallaca andina, zuliana, oriental, llanera y, en algunas ocasiones, la hallaca de pescado.
El pan de jamón es otro alimento que se degusta en la celebración de la navidad y para beneplácito de todos los venezolanos es una creación propia que data de hace más de cien años tal y como lo reseña el editor de gastronomía Miró Popic.
“El tradicional pan de jamón que acompaña la cena navideña en Venezuela tiene más de un siglo de historia, e incluso, un lugar de nacimiento. Su sabor es un símbolo que ha sido exportado con la diáspora (…) es uno de los pocos platos venezolanos que tiene partida de nacimiento y autoría (..) el primer pan de jamón se registra en 1905 en la panadería Ramella, que estaba en la esquina de Gradillas, en Caracas».
La ensalada de gallina se recrea en cada hogar de acuerdo a su tradición, sin embargo, los ingredientes centrales son las papas, zanahorias, gallina (o pollo) guisantes y mayonesa. Todos les dan su toque personal el cual varía en pedacitos de huevo, granos de maíz, manzanas, uvas, cebolla rallada, pasitas, celery o un punto de mostaza.
Este alimento se suma a la hallaca, al pan de jamón y pernil, para desbordar de sabor la cena de Nochebuena. Estos platos típicos alimentan no solo el cuerpo sino el espíritu de unión familiar en torno al nacimiento de el Salvador.
Y por último, el pernil de cerdo que se prepara al horno, generalmente se empieza a preparar un día antes con el macerado de la carne.
Nochebuena
Para la noche del 24 de diciembre las mesas de los venezolanos están totalmente adornadas con manteles alegóricos a las fiestas y no puede faltar el plato central de la noche: La Hallaca, acompañada de ensalada de gallina, pernil de cochino y pan de jamón. Sumado a estas delicias, están los postres (dulces) entre los que destacan: cabello de ángel y dulce de lechosa.
“El cabello de ángel se elabora con un tipo de calabaza blanca la cual se ralla haciendo alusión a hebras. Se fusiona con piña y especias como canela, clavos de olor, azúcar y papelón o panela. Su sabor es muy delicioso, suave y la textura es agradable al paladar”.
Entretanto el dulce de lechosa forma parte de la tradición de Venezuela, se prepara con lechosa verde, papelón (panela) clavitos de olor, canela y pimienta guayabita.
“La textura de la lechosa es crocante por fuera y suave por dentro, una receta que no puede faltar en nuestras mesas decembrinas junto con el pan de jamón y las hallacas”.
Oración para bendecir la mesa de Nochebuena
Bendice, Señor, nuestra mesa en esta noche de luz.
Quienes vamos a cenar celebrándote,
sabemos que la fiesta eres Tú que nos invitas a nacer siempre de nuevo.
Gracias por el pan y el trabajo, por la generosidad y la esperanza.
Llena nuestra mesa de fuerza y ternura para ser personas justas,
llena de paz nuestras vidas, que la amistad y la gratitud alimenten cada día del año.
Tú eres bendición para nosotros, por eso,
en esta noche fraterna, bendice la tierra toda, bendice nuestro país.
Bendice esta familia y esta mesa.
Bendícenos a cada uno de los que estamos aquí.
Que así sea. Amén.
Carlos A. Ramírez B.