“La ceniza es una forma de expresar la penitencia, nos marca y nos recuerda cómo debemos vivir la cuaresma. Por eso es interesante colocarse la ceniza, pues es una forma de catequizar, de evangelizar, de recordar que estamos dispuestos a mejorar”.
Así lo manifiesta el presbítero José Borelli Arellano, párroco del templo “Transfiguración del Señor” al conversar sobre la celebración del rito que marca el inicio del tiempo litúrgico de la cuaresma, para caminar hacia la conmemoración de la pasión, muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
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El padre Borelli señaló que hay tres aspectos muy importantes en torno al miércoles de ceniza, que están expresados en el rito y en en el pasaje del evangelio que se lee ese día. En este ciclo corresponde a Mateo 6, 1-6. 16-18.
El rito
El primer aspecto tiene que ver con la acción y el mensaje del rito de la imposición de la ceniza: “es una alegría para vivir, porque cuando el sacerdote nos dice Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás, esa es la verdad más grande que le pueden decir a un ser humano, esa es una motivación para hacer las cosas mejor. Nos recuerda que vamos a morir, pero también vamos a resucitar con Él”.
El sacerdote manifiesta que este mensaje invita a tratar de vivir plenamente lo que Dios manda, cumpliendo lo que dice el profeta Moisés: si quieres ser felíz, cumple los mandamientos de la ley de Dios, y en ese cumplimiento, es necesaria la penitencia.
Limosna
Continúa explicando el padre Borelli Arellano que el miércoles de ceniza, la lectura del evangelio de San Mateo presenta cómo Jesús invita a intensificar la penitencia, que consta de la limosna, el ayuno y la oración. El padre Borelli resalta el hecho de que sea la limosna el primer elemento mencionado por Cristo en este pasaje.
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“¿Por qué el Señor coloca primero la limosna? Para acostumbrarnos a desprendernos de las cosas materiales, porque vamos a lo más hermoso de la cuaresma que es la resurrección” Añade que la idea la limosna, como lo dice el Señor, no es dar de lo que sobra, sino de lo que se tiene, compartir los bienes materiales. Es desprenderse de lo propio para ayudar al que lo necesita.
Oración
El segundo aspecto importante del tiempo de cuaresma es la oración. “Es lo más sencillo del mundo, aunque a veces queremos complicarla. La oración es, como lo dice el catecismo, hablar con Dios, pero también y más importante, escuchar a Dios”, expresa el sacerdote.
Compara la oración con una conversación con mamá o papá: “Mamá sabía mis necesidades antes de que yo se las dijera; así también ocurre con Dios. Por eso la invitación es a pasar un rato en oración y como dice el Papa Francisco, rezar, rezar”.

También en este contexto de oración, es propicio asistir con frecuencia a la santa misa, rezar el santo rosario y las jaculatorias. “Tener en los labios la oración y también la bendición, como se nos ha recordado hace pocos días, bendecir a los enemigos, bendecir siempre”.
Ayuno
El párroco de la iglesia Transfiguración continúa exponiendo el tercer elemento importante de la cuaresma, que es el ayuno. En este sentido recuerda que el propósito de esta acción es fortalecer la voluntad, renunciando a algo y ofreciendo a Dios la incomodidad que puede implicar esa privación.
“Yo creo que nosotros estamos ayunando hace muchos años, pero si lo ofrecemos como una penitencia, es saludable. El ayuno está para enseñarnos a aprender a decir sí y también a decir no”.
Añade que no se trata de si se come o no se come carne, sino a hacer ciertos sacrificios y de igual forma, ser agradecidos con lo que se tiene. “Hoy cuando a tantos padres de familia se les hace difícil adquirir los alimentos, los niños y los jóvenes deben aprender a recibir y agradecer por la provisión que logran”.
El padre Borelli recuerda que el Señor pide que cuando se ayune, no se muestre una cara triste, sino al contrario, una actitud alegre. Al mismo tiempo menciona otras formas de ayuno y de sacrificio que agradan a Dios y que se pueden ofrecer: cuidar a los enfermos, ofrecer una enfermedad.
A manera de conclusión, el presbítero José Borelli Arellano manifiesta que el tiempo de cuaresma es una invitación a ser mejores personas, por ello, es una oportunidad para hacer “un inventario personal” que conduzca a reconocer los errores y a procurar enmendar, sabiendo que la virtud está en sobreponerse y que el Señor en su misericordia siempre espera y perdona.
Mensaje del Papa Francisco para la cuaresma
“Con el signo penitencial de las cenizas en la cabeza, iniciamos la peregrinación anual de la santa Cuaresma, en la fe y en la esperanza”, expresó el Papa Francisco en su mensaje para el tiempo litúrgico de la Cuaresma 2025.
El Santo Padre recuerda que este tiempo litúrgico está enriquecido por la gracia del Año Jubilar y por eso invita a “caminar juntos en la esperanza y descubrir las llamadas a la conversión que la misericordia de Dios nos dirige a todos, de manera personal y comunitaria”.
Al referirse al “caminar” Francisco evoca la realidad de tantos migrantes que huyen de situaciones adversas buscando un mejor futuro para sus seres queridos y propone preguntarse ¿Estoy realmente en camino o un poco paralizado, estático, con miedo y falta de esperanza; o satisfecho en mi zona de confort? ¿Busco caminos de liberación de las situaciones de pecado y falta de dignidad?
También reflexiona sobre la el caminar juntos y la necesidad de salir de la autorreferencialidad para ir al encuentro con Dios y con los hermanos”
Por último, insiste en perseverar en la esperanza: “gracias al amor de Dios en Jesucristo estamos protegidos por la esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5). La esperanza es “el ancla del alma”, segura y firme. En ella la Iglesia suplica para que «todos se salven» (1 Tm 2,4)”
Ana Leticia Zambrano