Fe creída, Fe vivida
Pablo VI fue un hombre que buscó abrir caminos hacia una cultura y por ende una sociedad nueva, como bien lo pudo influir y es reflejado en la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Puebla en sus numerales 395, 428, 436.
Hay que tener claro que el termino CULTURA, es el nombre más humano y preciso que Evangelii Nuntiandi (EN) utiliza para expresarse sobre el mundo, que a su vez supone la noción de pueblo, una cultura no se construye con un solo grupo, ni por un solo camino, es fruto de un esfuerzo colectivo, como lo vivió san Pablo VI en Brescia durante su juventud.
Adentrándonos en nuestra IDENTIDAD LATINOAMERICANA con creatividad como lo indica Puebla, en primer lugar, somos conscientes que ni el marxismo, ni el capitalismo concuerdan con nuestra identidad. La Iglesia en Puebla manifestaba que era posible cooperar en la nueva cultura y sociedad que estaba naciendo en Latinoamérica desde una liberación integral.
LA META DEL PROYECTO EVANGELIZADOR, respecto a la cultura Latinoamericana lo podemos resumir en tres textos: el numeral 395 indica: «la constante renovación y transformación evangélica de nuestra cultura»; el numeral 428: «la fe evangélica, como base de comunión, se proyecte hacia formas de integración justa en los cuadros respectivos de una nacionalidad, de una gran patria latinoamericana y de una integración universal» y el numeral 436: «actualizar y reorganizar el anuncio del contenido de la evangelización partiendo de la misma fe de nuestros pueblos».
Las principales afirmaciones de estos textos las podemos RESUMIR ASÍ: La evangelización de la cultura se direcciona a la construcción de una nueva sociedad y la acción política ayuda en este objetivo: un cambio de conciencias y estructuras que sean plenamente humanas y lleven a una integración justa entre los hombres.
Este punto tiene una conexión con el Capítulo III de Puebla: «La acción de la Iglesia con los constructores de la sociedad pluralista en América Latina» y el Capítulo IV: «La acción de la Iglesia por la persona en la sociedad nacional e internacional». Estos dos puntos son muy bien tratados y encarnados en Venezuela en una pequeña obra escrita por B. Porras – M. Moronta, Puebla opción fundamental de la Iglesia, Trípode 1980.
En esta línea, podemos discernir con Puebla, que LA CONSTRUCCIÓN DE LA NUEVA SOCIEDAD IMPLICA ir más allá de una reforma, necesita un salto cualitativo hacia una nueva civilización que no se deje dominar por el secularismo, sino que su síntesis vital este fundamentada en Dios y no en el ateísmo y el relativismo ético, que estaba cambiando los hábitos de los hombres.
Ante esto Gaudium et Spes y el documento de Aparecida, recuerdan que se puede hablar con razón de una nueva época en la historia humana. En este escenario la Iglesia se siente llamada a estar presente para DAR NUEVAS SÍNTESIS, frente a los hombres que busquen organizar y crear nuevos valores de convivencia. El punto donde se decide el proyecto evangelizador cultural, social y político, está en la capacidad para elaborar una síntesis vital, tanto desde sus hallazgos científicos y técnicos, como de aquellos aspectos reconocidos en otros espacios y asumidos a partir de la propia cultura y fe de nuestros pueblos (Cfr. Puebla 436).
La Iglesia en Puebla frente a las frustradas experiencias de diversos intentos de humanismos ateos (como lo recordaba san Juan Pablo II en su discurso inaugural de la III Conferencia), buscaba proponer y forjar una NUEVA CULTURA Y SOCIEDAD AUTÉNTICAMENTE HUMANISTA Y FRATERNAL, donde la religión fuese inspiradora de órdenes de la cultura, entre ellos lo político con apertura a lo trascendental.
Puebla basada en la ANTROPOLOGÍA INTEGRAL que ofrece el Evangelio y que abarca «la vida concreta, personal y social del hombre» (EN 29), afirma que lo religioso no es un agregado, sino lo más profundo y auténtico de lo humano, donde la dimensión vertical de lo humano conduce a un mundo más fraterno socialmente, «porque el cristianismo debe evangelizar la totalidad de la existencia humana incluida la dimensión política» (Puebla 515).
Esta SÍNTESIS VITAL se basa en la presencia del Evangelio y sus criterios en la nueva cultura donde busca desarrollarse la liberación integral, donde los cristianos sean capaces de transformar la sociedad desde su testimonio e ideas. «Independientes con respecto a las culturas, Evangelio y evangelización no son necesariamente incompatibles con ellas, sino capaces de impregnarlas a todas sin someterse a ninguna» (EN 20).
Es un camino pluralista, hecho desde EL DIÁLOGO, NO EXCLUYENTE SINO CONVERGENTE. Esto puede parecer una utopía en un mundo secularizado, pero los obispos en Puebla confiaron en que si se podía, y nosotros debemos seguir apostando por este camino.
Puebla afirma que la nueva cultura y sociedad, nacerá desde LA PROPIA IDENTIDAD CRISTIANA latinoamericana, que buscará cooperar desde la inspiración del Evangelio. San Pablo VI habló de la vocación original del pueblo latinoamericano: «una vocación a aunar, en una síntesis nueva y genial, lo antiguo y lo moderno, lo espiritual y lo temporal, lo que otros nos entregaron y nuestra propia originalidad» (EN 29). Por ello san Juan Pablo II le llamaría el continente de la esperanza. Todo esto con el deseo de construir el sueño de san Pablo VI «la Civilización del amor».
Para finalizar, quiero recordar TRES CRITERIOS que ofrece Puebla y que nos pueden orientar en este objetivo evangelizador de la cultura y la sociedad donde debe estar presente la acción política.
EL PRIMERO, la Iglesia respeta los derechos de todos y sus convicciones de acuerdo a la autonomía de las realidades terrenas presentes en cada cultura y sociedad.
EL SEGUNDO, la Iglesia exige el derecho de profesar su mensaje de anuncio y denuncia en sentido evangélico, respecto a las falsas imágenes de sociedad que son presentadas y que contradicen la visión cristiana.
EL TERCERO, la Iglesia defiende los derechos de los grupos intermedios, respecto a la búsqueda del bien común, guiados por la síntesis vital del Evangelio (Cfr. Puebla 1211-1214).
Por tanto, la Iglesia no propone modelos alternativos, solo quiere colaborar en la refundación de la sociedad venezolana, para ello no deja de recordar dos CRITERIOS DE SU ACCIÓN PASTORAL: la responsabilidad de los laicos en la construcción de una sociedad y la prioridad de defender y promover los derechos de los más vulnerables en ella.
Pbro. Jhonny Alberto Zambrano Montoya