El ocho de diciembre la Iglesia Universal celebra la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, una verdad de fe proclamada en 1854 por el papa Pío IX, fundamentada en la maternidad divina de la madre de Nuestro Señor Jesucristo.
El presbítero Félix Caicedo, párroco del templo la Inmaculada Concepción de Zorca, se refirió a esta solemnidad litúrgica, explicando que se trata de una gran tradición de la Iglesia Católica que se celebra desde el año 1476, pero fue exaltada luego de la definición dogmática del Santo Padre Pío IX.
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En este día se recuerda que la Santísima Virgen, por gracia de Dios y en atención a ser la elegida para llevar en su vientre a la segunda persona de la Trinidad, fue preservada del pecado original desde el primer instante en que fue concebida por sus padres, San Joaquín y Santa Ana.
“Quiere decir que la Virgen está preservada del pecado original en atención a la misión para la cual Dios la había elegido, es decir que la Santísima Virgen María goza de esa prerrogativa de parte de Dios”, señala el padre Caicedo.
El Papa Pío IX a través de la bula Ineffabilis Deus (Dios inafable), proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, o también se llama La Purísima
Concepción.
Textualmente la misiva expresa: “(…) la bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano”.
El presbítero menciona que esta fiesta destaca especialmente la santidad de María y también es una invitación para que los cristianos, imitándola a ella, se unan a Cristo en santidad, sin cometer pecado.
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“Creer en la Santísima Virgen y en su inmaculada concepción es recordar que todos estamos llamados a vivir la santidad, es decir, a vivir en gracia de Dios, sin pecado”.
Concepción y encarnación
A modo de catequesis, el padre Caicedo mencionó que la solemnidad de la Inmaculada Concepción distingue una cualidad o gracia de María y es diferente al momento de la encarnación del hijo de Dios.
“Es bueno tener en consideración que una cosa es la Inmaculada Concepción, que alude a la gracia de María de ser libre de pecado desde que fue concebida por sus padres, y otra muy distinta es la encarnación del Señor, que aconteció cuando el Ángel hizo el anuncio a la Virgen de que ella concebiría por obra del Espíritu Santo y daría a luz al Salvador del mundo”.
Añade que, en el saludo del Ángel, se menciona la gracia de la que gozó María desde el principio de su vida: “Alégrate llena de gracia, el Señor está contigo”.
Para finalizar, el párroco de la Inmaculada Concepción menciona que en la piedad popular cuando se reza en el Santo Rosario “Virgen purísima y castísima antes del parto, haznos mansos, humildes y castos” se le pide a ella, quien ha sido libre de pecado, nos conceda la gracia de la pureza y de vivir la santidad.
Ana Leticia Zambrano