Por más de 40 años los lavaderos públicos en el sector de Aguas Calientes, en el municipio Pedro María Ureña han servido para que sus vecinos acudan a lavar su ropa.
En una localidad donde el servicio de agua potable es pésimo, esta alternativa sigue siendo la salida para muchos, quienes arriban a este sitio para cumplir dicha tarea.
Una de sus usuarias, Adriana Rodríguez comentó, que en su vivienda escasea el líquido, y por ende no le queda más remedio que ir a los lavaderos.
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«He vivido toda mi vida aquí en frontera, y tengo años viniendo para acá para lavar mi ropa, la de mi esposo d hijos», dijo.
En el sitio alquilan lavadoras de dos tinas, para aquellos que no quieran hacerlo a mano.
«Me vengo desde temprano en la mañana con mi cesta jabón y soflan. Me gusta lavar aquí porque siento que esta agua le quita más rápido el mugre a la ropa», explicó.
En un total de 52 espacios, las aguas azufradas salen a una temperatura alta, la cual no es limitante para su uso.
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Rodríguez lamentó que un servicio tan básico no llegue con eficiencia a las casas de Ureña, a pesar que Hidrosuroeste cobra de manera puntual los recibos.
«En muchos barrios las personas debemos comprar cisternas para poder abastecernos porque pasan semanas y no nos llega como es debido, entonces nos toca o salir a buscar agua o comprar para hacer la comida, bañarnos o hacer la limpieza», apuntó.
Un servicio por cisterna puede superar los 80 mil pesos, en el eje de frontera.
Maryerlin Villanueva