«Inmóviles, silenciosos y quizás tristes» ante el sufrimiento de los inocentes, pensando que a estas alturas «ya no se puede hacer nada». Es ahí donde se corre el riesgo de la «globalización de la impotencia», una actitud tan peligrosa o quizá más- que la «globalización de la indiferencia».
León XIV toma el testigo de una «vieja» expresión del Papa Francisco, que ha quedado impresa en el imaginario colectivo, para relanzar esta nueva expresión -ya utilizada en el videomensaje para Lampedusa- que advierte de un posible peligro: la resignación, el inmovilismo e incluso la costumbre de que el sufrimiento ajeno ya ni siquiera «intentamos más aliviar». Algo que, ante la cifra estimada de 100 millones de personas afectadas por la migración y el desplazamiento, no podemos permitirnos en absoluto.
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El Pontífice se dirige a los participantes en la conferencia internacional Refugiados y migrantes en nuestra casa común, que, organizada por la Universidad de Villanova (a la que asistió el propio Robert Francis Prevost), está reuniendo en el Augustinianum -en estos días previos al Jubileo del mundo misionero y migrante- a representantes de universidades, ONG y socios comunitarios para elaborar planes de acción que respondan a las causas estructurales de los fenómenos migratorios.
Es, en efecto, un sentido agradecimiento el que el Papa dirige a los organizadores de estas jornadas de debate, reflexión y colaboración, así como a los participantes por su contribución. Una contribución que se concretará en un proyecto trienal centrado en cuatro pilares fundamentales: «Enseñanza, investigación, servicio y apoyo».
De este modo, aceptan la invitación del Papa Francisco a las comunidades académicas para ayudar a satisfacer las necesidades de nuestros hermanos y hermanas desplazados centrándose en las áreas de su competencia.
Estos pilares forman parte de una misma misión: «Reunir a las voces más autorizadas de diversas disciplinas para responder a los urgentes desafíos que plantea el creciente número de personas, estimado actualmente en más de 100 millones, que se ven afectadas por la migración y el desplazamiento», subraya el Papa León. A continuación, asegura sus oraciones para que todos estos «esfuerzos» puedan producir «nuevas ideas y enfoques, buscando siempre poner la dignidad de toda persona humana en el centro de cualquier solución».
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