Cada ocho de diciembre la Iglesia Universal honra a la Santísima Virgen María, recordando una de sus gracias, como es la de su Inmaculada Concepción, verdad de fue proclamada en 1854, aunque desde siglos atrás se exaltaba esta virtud de la madre celestial.
En la Iglesia, un dogma es una afirmación de fe que está en concordancia con la Sagrada Escritura y la Tradición; es una verdad declarada solemnemente por el Papa o por un concilio unido a él. El Catecismo establece que esta atribución es exclusiva del Sucesor de Pedro y los Obispos en comunión con él.
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Es así como el Papa Pío IX, en la bula Ineffabilis Deus, promulgó la Inmaculada Concepción como certeza absoluta revelada por Dios:
"(...) declaramos, afirmamos y definimos que ha sido revelada por Dios, y de consiguiente, que debe ser creída firme y constantemente por todos los fieles, la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo, salvador del género humano”.

Tal como lo señala la bula papal, el dogma de la Inmaculada Concepción se refiere a la Santísima Virgen, y es un momento distinto al de la encarnación de Jesús, que ocurrió cuando el Ángel le anunció a María que sería la madre del Salvador y que el fruto de su vientre nacería por obra del Espíritu Santo.
La imagen de la Inmaculada Concepción, presenta a la Virgen vestida de blanco con un manto azul y debajo de sus pies una serpiente. Esta escena refiere la promesa de la redención contenida en el libro del Génesis (3, 15): la serpiente es el demonio, que fue vencido por la muerte y resurrección de Cristo, nacido de María.

En Venezuela, en el escudo colonial de Caracas que estuvo vigente desde 1591 hasta el año 2022, se registró la leyenda: “Ave María Santísima sin pecado concebida en el primer instante de su ser natural”. Así mismo la madre de Dios y madre nuestra es, en esta advocación, patrona del estado Mérida y de la Arquidiócesis de Mérida.
Oración a la Inmaculada Concepción
Oh Dios, que, por la Inmaculada Virgen, preparasteis digna morada a vuestro Hijo; os suplicamos que, así como a ella la preservasteis de toda mancha en previsión de la muerte del mismo Hijo, nos concedáis también que, por medio de su intercesión, lleguemos a vuestra presencia puros de todo pecado.
Por el mismo Jesucristo, nuestro señor.
Amén.
Ana Leticia Zambrano