La veneración a la Santísima Virgen en la advocación de Nuestra Señora del Carmen es, según la Tradición de la Iglesia la primera devoción que existió hacia María. Desde la época del Antiguo Testamento, los profetas y religiosos que habitaban en el Monte Carmelo en Palestina, honraban a la Madre de Dios aun antes que naciera, es decir, así como esperaban al Mesías, aguardaban a la elegida del Padre para traerlo al mundo.
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Luego de la muerte y resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, el Monte Carmelo permaneció como un lugar de reserva, en cuyas numerosas cuevas habitaban hombres dedicados a la oración. Uno de ellos llevó por primera vez la imagen de una Virgen con el Niño Jesús en los brazos y la colocó sobre una roca. Al pasar de los días, todos habitantes de se reunieron para orar alrededor de la madre de Dios y en la práctica diaria del rezo, nació la devoción que les llevó a levantar una capilla donde se dio a conocer como “Nuestra Señora del Monte Carmelo”.

El 16 de julio de 1251, Nuestra Señora se le apareció a Simón Stok, superior de los Carmelitas que se habían refugiado en Inglaterra, y le entregó el escapulario. Le dijo “(…) el que muera con él no padecerá el fuego eterno. Ésta es la señal de salvación, salvaguarda en los peligros y prenda de paz y de alianza eterna”.
Es por esta razón que a María en la advocación de Nuestra Señora del Carmen se le ha dado el patronazgo de protección en los peligros. Ella es patrona del ejército en Venezuela, de los bomberos y de los conductores, de los marineros y también es promesa suya que los devotos que en vida porten dignamente su escapulario, alcanzarán por su intercesión “lo más pronto posible” salir del purgatorio y alcanzar la patria celestial.

La veneración a la Virgen del Carmen en Venezuela data de 1557, cuando los españoles fundadores de la ciudad d Barquisimeto trajeron la imagen invocando su protección. En adelante el culto a Nuestra Señora se difundió por toda la patria.
Oración a la Virgen del Carmen
Jesucristo Hijo de la Viren del Carmen, Virgen Purísima que diste a luz al Salvador del mundo, ruega por mí a Dios Nuestro Señor, hermosa azucena más bella que el sol y todas las maravillas juntas, corona de los ángeles, de los mártires y serafines, ayúdame, cuídame, fortaléceme, socórreme, fuente de bondad, de gracia, de misericordia.
Templo y sagrario de la Santísima Trinidad, ruega por mí para que sea salvado en esta vida y en la otra.
Amén.
Se rezan tres Credos a la Santísima Trinidad diciendo así: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, por Jesús, María y José, líbranos de todo mal. Amén.
Refiere la historia que la Santísima Virgen se apareció al padre Fray Alonso Rodríguez, a quien le prometió que quien, con fe y devoción, aunque no sepa leer, lleve esta oración, será libre de todo mal y peligro por tierra y por agua; no tendrá muerte violenta ni repentina; podrá ser liberado en el purgatorio. La casa donde viviere no sufrirá incendio, terremotos o asaltos de bandidos y a la persona que consigo la lleve, se salva de persecución y tantas otras adversidades a que estamos sujetos todos los mortales.
Ana Leticia Zambrano