En México, la presencia de migrantes, de los pobres, que con extrema discreción piden algo de comer, y de los niños con al menos uno de los padres desaparecidos en algún lugar, no puede ser ignorada.
La diócesis de Matamoros-Reynosa, en el Estado de Tamaulipas, uno de los “puestos avanzados” de la Iglesia católica en la línea fronteriza entre México y Estados Unidos, lo sabe muy bien.
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Por eso, “entre las diferentes formas de caridad distribuidas en el territorio diocesano, hay dos casas para migrantes, una en Matamoros y otra en Reynosa, un instituto para niños y adolescentes y otro para los pobres”, cuenta el obispo Eugenio Andrés Lira Rugarcía, quien acaba de regresar de Roma, donde atravesó la Puerta Santa con una representación de su tierra. Tierra árida y caliente en el Golfo de México, pero con muchas ganas de crecer, sobre todo en espiritualidad.
Una ayuda concreta en la frontera de Texas
«Reynosa – explica el prelado –limita con el condado estadounidense de Hidalgo, en Texas, y es la ciudad más poblada de los cuarenta y tres municipios estatales, con más de un millón de habitantes. Por eso, en 2024, el Papa Francisco ordenó cambiar el nombre de la diócesis de Matamoros a diócesis de Matamoros-Reynosa y concedió que la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Reynosa fuera elevada a catedral coadjunta».
Matamoros, que limita con la ciudad estadounidense de Brownsville, tiene más de medio millón de habitantes. La diócesis ha puesto en marcha obras como dos casas para ancianos, comedores parroquiales para quienes no tienen qué comer y dispensarios, donde es fácil encontrar un par de zapatos o pantalones, para ayudar a quienes viven en pobreza y sin hogar.
«A menudo se brindan asesorías médicas y psicológicas; es parte del camino de ayuda que ofrecemos a nuestra gente», continúa monseñor Lira Rugarcía.
Lo que atrae es la oferta de trabajo
Por su posición en la frontera, el principal motor económico es el sector industrial y manufacturero, seguido por la agricultura, principalmente con el cultivo de sorgo. En la zona de La Laguna, en San Fernando, la actividad se centra en la pesca.
La tasa estimada de pobreza es del 26,8%, menor que la del resto de México, que es del 36,3%. El nivel medio de escolarización es de 10,2 años, superior al promedio nacional de 9,7 años.
Vatican News