Con motivo de la toma de posesión del VI obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Lisandro Rivas Durán, misionero de La Consolata; el sacerdote Juan Pablo de Los Ríos, Consejero General de esta familia religiosa visitó el estado Táchira. Luego de la ceremonia, conversó algunos minutos con Diario Católico.
Radicado en Roma, el padre Juan Pablo acompaña a las misiones de La Consolata que están en América. El sacerdote conversó sobre la congregación y ofreció su impresión sobre la designación de monseñor Lisandro y el impulso misionero en esta diócesis centenaria.
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“Somos una congregación fundada en Italia (1901) por el sacerdote diocesano San José Allamano canonizado por el Papa Francisco el pasado 20 de octubre, quien tenía la proyección de enviar a sacerdotes a proclamar el evangelio en lugares donde todavía no había sido anunciado, en aquel momento principalmente en África y más tarde en América”.
Carisma
Explicó que el carisma Consolato es la misión “Ad gentes” es decir, por todo el mundo, donde hay poca presencia de la Iglesia o donde ella está naciendo. “Ahora nuestra congregación es de orden internacional, tenemos sacerdotes de varios países y vocaciones en África”.
“Nosotros reforzamos la Iglesia local haciendo el camino de crecimiento para que se consolide y luego seguimos nuestra misión”. Señaló que la presencia en Venezuela data del año 1970 cuando llegaron los primeros sacerdotes italianos.
Referencias históricas indican que el primer misionero fue el padre Giovanni Vespertini, quien asumió la parroquia de la Quebrada en la diócesis de Trujillo. En 1974, con la llegada del padre Francisco Babbini, el Grupo IMC (Instituto Misionero Consolata) Venezuela alcanzó su autonomía bajo la responsabilidad de la Dirección General dejando de ser una extensión de la Región IMC Colombia. En 1982 el Grupo pasó a ser Delegación, dedicada a la Virgen de Coromoto, patrona de Venezuela.
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“La presencia en Venezuela es reducida, somos 14 misioneros en el momento, estamos en Barquisimeto, Caracas, Tucupita, Barlovento. Acompañamos comunidades afrodescendientes, comunidades indígenas en Tucupita y Nabasanuka. En Caracas, estamos en el sector de Carapita” detalló el padre Juan Pablo. En el estado Lara IMC cuenta con Centro de Animación Misionera.
En el sitio web Consolata América, describen el método heredado de su fundador, orientado a la evangelización y la promoción humana, con las siguientes características:
• Hacer siempre la voluntad de Dios
• La Centralidad de Cristo (amor a la Eucaristía)
• Amor a la Iglesia y al Papa (comunión eclesial)
• Espíritu de Familia
• Dedicación al trabajo
• Devoción a Nuestra Señora de la Consolata
Además del Instituto Misioneros de la Consolata, San José Allamano fundó la congregación de las Hermanas Misioneras de la Consolata en 1910. Ambos comparten el lema “Anunciarán mi gloria a las naciones” (Is. 66,19).
El mencionado portal señala igualmente que en las últimas décadas nacieron comunidades de Laicos Misioneros de la Consolata (LMC) y de Jóvenes Misioneros de la Consolata (JMC), las cuales se organizan para emprender la labor evangelizadora después de un proceso de formación y preparación.
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Una nota de prensa publicada en agosto de 2024, reseña la labor de los Laicos Misioneros de la Consolata en Venezuela, indicando que inició en la década de 1980, como parte del trabajo de la congregación y de las Obras Misionales Pontificias. Se identifican como “una familia de 17 Laicos Misioneros de la Consolata y un grupo en proceso de animación, acompañamiento y formación”.
El Obispo
El padre Juan Pablo de Los Ríos, se refirió al sexto obispo de San Cristóbal señalando que monseñor Lisandro Rivas trabajó muchos años en Kenia, en Colombia y los últimos años estuvo en Italia, como rector de un colegio internacional donde se forman sacerdotes de muchas partes del mundo, hasta que el Papa lo nombró obispo auxiliar de Caracas y ahora, obispo de San Cristóbal.
“Nos sentimos contentos, alegres que un misionero de la Consolata sea escogido para pastorear, para guiar una Iglesia local como esta. Es una situación que nos llena de orgullo, porque la Iglesia reconoce en los misioneros de la Consolata y en la persona de monseñor Lisandro las habilidades, capacidades y dones que el Señor da para administrar, para guiar, para acompañar, para liderar una Iglesia en territorio venezolano”.
Al consultarle sobre cómo fortalecer la misión en esta diócesis centenaria, el Consejero General de La Consolata para América confía en que el sexto obispo impulsará esta labor que, efectivamente ya ha sido labrada en el Vicariato Apostólico del Caroní.
“Ciertamente monseñor Lisandro le dará un impulso, aunque ya esta Diócesis está viviendo una experiencia misionera, pues la misión nos invita siempre a salir, ir más allá de las fronteras, de los pensamientos, ideas y espacios de confort. Entiendo que esta Diócesis asumió el compromiso de apoyar un Vicariato y eso ya es un signo de misionariedad, de querer compartir no solamente recursos, sino también sacerdotes, sueños, esperanzas, proyectos, eso es un regalo de Dios”.
Y continuó: “La misión nos abre y nos enriquece como Iglesia y sin duda esta Iglesia centenaria que es bendecida por Dios con vocaciones, un clero consolidado, un buen número de seminaristas; tener esta apertura enriquece más, nos fortalece más como Iglesia, nos identifica como Iglesia Universal, nos genera nuevas energías, nos da capacidad de sentir que estamos creciendo, que estamos construyendo juntos, pensando en grande”.
Finalizó asegurando que monseñor Lisandro por su formación como misionero, por su experiencia vivida en África, en Colombia y en Europa, tiene una visión amplia y seguramente que va a reforzar este camino que la iglesia diocesana de San Cristóbal viene realizando.
Ana Leticia Zambrano