SABATINO DIOCESANO
Un 29 de septiembre nacía en Sabana Grande, en la ciudad Atenas del Táchira Monseñor Miguel Antonio Salas, un hombre que encarnó la profunda fe de estos pueblos fértiles en los campos y en sus obras, y que representa muy bien la laboriosidad, la fidelidad, la cordialidad y el espíritu de servicio del pueblo jaureguino.
Monseñor Miguel Antonio Salas fue el primer sacerdote Eudista venezolano. Fue rector del Seminario interdiocesano de Caracas, estudió la Sagrada Teología en Roma y estando allá, en 1961 fue nombrado Obispo de Calabozo. Posteriormente en 1979 es trasladado a la sede metropolitana de Mérida como Arzobispo de la misma, allí desempeñó un trabajo pastoral rico en frutos espirituales y pastorales, pero en 1991 pasó a ser Arzobispo Emérito ya que llegado a los 75 años debió entregar la renuncia a su cargo.
¿Qué pasó luego?
Una vez entregada la sede metropolitana se retiró a su tierra natal, a Sabana Grande, al Táchira, tierra fértil y bonita. Allá comenzó a desempeñarse como párroco de esa comunidad, un Obispo párroco, una labor interesante y que manifiesta que Miguel Antonio, Siervo de Dios, tenía muy claro que su misión sacerdotal, sin importar el grado, era servir y salvar almas, eso hizo.
Sus últimos años de vida se los donó a esta Iglesia Local de San Cristóbal como párroco, hasta que le sorprendió la muerte en un accidente automovilístico el 30 de octubre de 2003. En Sabana Grande, la memoria de este Sacerdote, el Obispo párroco, permanece viva. Y en virtud de agradecimiento y recuerdo perenne conservan en el templo parroquial el corazón de este Pastor que tanto amó, sirvió y cuidó a la Iglesia.
Su testimonio, haga suscitar muchas y santas vocaciones en nuestra Diócesis…
Carlos Peña
@seminarista.carlos