Desde la Diócesis de San Cristóbal se llevó a cabo la Adoración Eucarística con la que dio inicio la CXV Asamblea Ordinaria Plenaria del Episcopado Venezolano este jueves 07 de enero de 2021, dirigida por Mons. Mario Moronta, Obispo de San Cristóbal y Primer Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana.
Mons. Moronta inició la oración de tercias (Liturgia de las Horas) en presencia de Jesús Eucaristía, pidiendo por el Papa Francisco, la Iglesia Universal y porque todos los miembros de la Iglesia en Venezuela sean “proclamadores del Evangelio, edificadores del Reino de Dios y animadores en la caridad”. También pidió para que la asamblea episcopal dé frutos espirituales y evangelizadores para todas las comunidades del país y oró por todos aquellos que sufren, especialmente por los enfermos por Covid-19 y por el personal de la salud y voluntarios que atienden a estas personas y continuamente están al frente de la lucha contra la pandemia.
Tras la lectura de los salmos respectivos a la oración de las tercias del jueves 07 de enero, el Obispo hizo la lectura breve correspondiente al libro del Deuteronomio. Seguidamente, y ante el Santísimo Sacramento, realizó una reflexión en la que reafirmó la cercanía de Dios con los hombres, en especial con Venezuela. “Como nos lo enseña la Palabra de Dios, esa cercanía de Dios es tan grande que se manifiesta en la encarnación y nacimiento del Dios humanado, Jesús, el Señor. Con ello se sella la nueva alianza para invitar a toda la humanidad a convertirse en el Pueblo de Dios”.
“La Iglesia, en todo momento y hasta los confines de la tierra, ha recibido el encargo de hacer nuevos discípulos e incorporarlos al Pueblo de la Nueva Alianza. Esta es una opción irrenunciable”, señaló Mons. Moronta. “Por eso, la Iglesia se acerca y se involucra, acompañando a todos como lo sugiere el Papa Francisco”.
“Desde esta perspectiva”, continuó diciendo, “los ministros y agentes de la pastoral estamos llamados a servir. Todo servidor con el amor pastoral y valentía creativa, sencillamente se acerca para que todos puedan sentir que su actividad está en la línea del Buen Pastor, capaz de dar la vida por sus ovejas y así defender, proteger y garantizarle la propia existencia a las mismas”. Afirmó que los Obispos, como pastores elegidos y consagrados, no escapan de esta responsabilidad. “Lo que reflexionemos, y permita tomar iniciativas y decisiones en favor de la comunidad eclesial, lo haremos sin duda desde nuestra pertenencia a ese mismo pueblo al cual dedicamos lo mejor de cada uno de nosotros”.
Añadió que como Obispos “no estamos dedicados a un grupo pequeño de privilegiados; no nos distingue defender una parcialidad política, no nos alienta el afán de poder. Es nuestra decisión de servir al pueblo al que pertenecemos”. Señaló que “aunque los riesgos sean muchos, como lo pide Dios a Jeremías, no sentimos miedo. Antes bien, reafirmamos que Dios nos da su gracia para continuar siendo columna de hierro y muralla de bronce, donde se apoye y refugie nuestra gente”.
“Además de tener que convivir con la pandemia del Covid y sus consecuencias”, expresó, “nos toca ser ministros en una crisis que aumenta el desaliento y la desesperanza; el desconsuelo y la indefensión de nuestros hermanos, particularmente los más necesitados. Para eso están nuestros hombros, dispuestos a cargar a las ovejas perdidas, cansadas o heridas”.
“Acudimos a Dios, presente en la Eucaristía, le rogamos nos siga enviando la luz de su espíritu, no solo para esta asamblea, sino para que podamos ser fieles en la respuesta que debemos dar siempre a la llamada de Dios. Estamos seguros de que no nos fallará”, manifestó el Obispo.
Culminada la reflexión, Mons. Moronta procedió a realizar la bendición con el Santísimo Sacramento del altar y realizó la oración final. “En las manos del Señor Jesús, del Padre y del Espíritu Santo, colocamos las reflexiones, los encuentros, la oración y las decisiones de esta asamblea del mes de enero del año 2021 de nuestra Conferencia Episcopal Venezolana”. (Prensa CEV)