El Táchira cuenta con la bendición de ser una tierra fértil en vocaciones sacerdotales y no solo es bendecida por la cantidad, sino también por la calidad de sus ministros. Muchos sacerdotes han marcado importantes huellas, han sido figuras preclaras; hay uno de ellos al que muchas ciudades nombraron con justa razón y con el debido honor “hijo adoptivo”, pero sólo la Ciudad Pontalida, Rubio, tuvo la dicha de ser su cuna y entonces poder nombrarlo “hijo muy ilustre”, este sacerdote que hoy recordamos es Mons. Carlos Sánchez Espejo, sacerdote eterno, y en virtud de sus obras un brillante punto de referencia en la historia.
Hijo de Juana Espejo y de Pedro Sánchez nace en Rubio el 04 de noviembre de 1910 en horas de la madrugada. Su ordenación sacerdotal se realizó en la Santa Iglesia Catedral de nuestra Diócesis un 11 de agosto de 1935 a las 6:00am, fue muy temprano, en el alba del día, cuando apenas salía el sol; todo esto sin saber que era el alba, también, de un sacerdote que brillaría con singular esplendor en la historia nacional y regional. Desde aquel día, hace 85 años, fue consagrado para la eternidad.
El Ilustrísimo Monseñor Doctor Sánchez Espejo tuvo en nuestra Diócesis los siguientes encargos pastorales: vicario de la Parroquia San Juan Bautista de la Ermita, Director del Diario Católico, Párroco y Deán de la Catedral, Secretario del Señor Obispo, Catedrático de la Universidad Católica y de distintos liceos, asesor de movimientos de apostolado, entre otros.
Además de ser consagrado para la eternidad, él se convirtió en una importante figura para la historia tachirense y venezolana, pues su púlpito fue variado y dando a conocer a Cristo en distintos ámbitos, marcó importantes huellas. Mons. Sánchez Espejo fue un escritor de buena pluma y de temas varios; fue un locutor de voz potente y valiente, muchos le recuerdan hoy por su “momento con mi pueblo”; fue diputado por el estado Táchira en la constituyente del año 1947 y allí manifestó su firme tesón; fue capellán del Palacio de Miraflores, Poeta, fundador de asociaciones y un colegio. Entre otras tantas, que si se mencionan no alcanzarían las páginas.
Al final de sus días, además del peso de los años los dolores propios de la longevidad le hicieron que se dedicara únicamente a la vida de oración y a la escritura, pero incluso así, desde su residencia, era un faro que guiaba, iluminaba, inspiraba y acompañaba. Quien tuvo la dicha de conversar con él pudo comprobar su memoria envidiable y, sin duda alguna, salía enriquecido de su sabiduría. Entregó su alma al creador el 13 de abril de 2005 cerca de las 10:30 de la mañana, a los 94 años de edad.
El jueves 4 de noviembre se cumplieron 111 años de su nacimiento.
Este breve artículo lo había compartido hace algún tiempo, pero al tratarse de tan insigne persona he querido compartirlo nuevamente con ustedes, solo añado lo siguiente:
Mons. Sánchez Espejo despertó la conciencia Tachirense, despertó un Táchira capaz, grande y productivo; lo despertó con una frase que resuena hasta nuestros días y es profundamente diciente:
«EL TÁCHIRA HACE LO QUE EL TÁCHIRA QUIERE»
CARLOS PEÑA
@seminarista.carlos
-con valentía creativa-
Muy emotivas sus palabras Carlos. Monseñor fue mi maestro en la UCAT. respetable personaje. Saludos desde Provo Utah Estados Unidos.
Mirna Daza
Cómo está ….buenas tardes …Monseñor ….tiene bibliografía …?
Muy interesante y significativo lo que usted ha escrito. Oí mucho hablar de Monseñor Sánchez Espejos. El y mi padre, Leonardo Ruiz Pineda, tuvieron contacto y buenas relaciones. Ambos de Rubio, paisanos. Saludos cordiales.