El 8 de septiembre la Iglesia Universal celebra la fiesta del nacimiento de la Santísima Virgen María. Esta solemnidad, junto con la venida al mundo de Jesús y de San Juan Bautista, son las únicas fiestas de natividad que contempla el calendario romano, un gesto que pone de manifiesto el mérito y la dignidad de nuestra madre celestial.
Los relatos sobre la natividad de María Santísima se describen en los llamados evangelios apócrifos, textos que no forman parte de la Biblia y que contienen narraciones de la Tradición de la Iglesia. Sobre el nacimiento de María se halla información en el Protoevangelio de Santiago (siglo II) y en el Libro de la Natividad de María que data del siglo IX.
Historia
El Protoevangelio de Santiago menciona el nacimiento de María como un hecho milagroso en respuesta a la súplica de Santa Ana, esposa de San Joaquín- de edad avanzada, quién no había podido concebir y suplicó al Señor la gracia de tener un hijo. El ángel Dios se le apareció indicándole que su oración había sido escuchada y que de su descendencia hablaría el mundo entero.
El texto continúa la narración de su infancia señalando que a los tres años fue llevada al templo, donde el sacerdote que la recibió, la bendijo diciendo “el Señor ha engrandecido tu nombre por todas las generaciones, pues al fin de los tiempos manifestará en ti su redención a los hijos de Israel”.
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Por otra parte, en el Evangelio sobre la Natividad de María, describe la vida de Ana y Joaquín, esposos piadosos, dedicados a la caridad y la oración, quienes no habían logrado tener descendencia. Joaquín sufrió un gran desprecio por este motivo y se internó por un tiempo en el campo.
Al pasar de los días, Ana y Joaquín recibieron la visita del Ángel que les comunicó que su pena se convertiría en gloria, pues su descendencia sería bienaventurada.
Narra este libro que cuando María fue llevada al templo, a la edad de tres años, mientras sus padres se vestían adecuadamente para subir las escaleras hacia el altar, la niña ascendió sola todas las gradas: “Es que el Señor, en la infancia misma de la Virgen, operaba ya grandes cosas, y mostraba por aquel milagro lo que sería un día”.
Veneración
En el texto “Vida de María” del sacerdote Juan Luis Bastero (2014), refiere que la fiesta de la natividad de Nuestra Madre surgió probablemente en oriente, en el siglo V, “como dedicación de una iglesia a María, junto a la piscina probática, tradición que se relaciona con el actual santuario de Santa Ana”.
El mismo texto señala que en occidente se introdujo en el siglo VII y señala que “fue fijada el día 8 de septiembre porque, representando María el papel del comienzo (…) de la obra de la salvación, era muy oportuno celebrar su nacimiento al principio del año eclesiástico”.
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Así mismo, este día marca 9 meses luego de la fiesta de la Inmaculada Concepción, dogma fe de la Iglesia Católica.
En Milán, Italia, en la calle Santa Sofía se encuentra un santuario dedicado a la infancia de la Santísima Virgen, donde reposa una imagen realizada por una religiosa franciscana, sobre la cual, la devoción popular atribuye numerosos favores.
Finalmente, la oración colecta de la liturgia de la fiesta de la natividad de María eleva una plegaria que exalta la bondad y auxilio de nuestra madre: “Concede, Señor, a tus hijos el don de tu gracia. Así, cuantos recibimos las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, conseguiremos aumentar la paz en la fiesta de su natividad”.
Ana Leticia Zambrano