El padre Jorge Bustamante Mora, director departamento de Doctrina y PUB de la Conferencia Episcopal de Colombia, comparte el sentido de la tradición de la Noche de las Velitas, en la víspera de la Solemnidad de la Inmaculada Concepción.
Siguiendo esta tradición, en Colombia durante la noche del 7 y la madrugada del 8 de diciembre, las casas y calles se iluminen con velas y luces multicolores, en medio de un gran ambiente de fiesta en honor a la Inmaculada Concepción de María.
Esta expresión de piedad popular simula lo ocurrido en 1854 mientras el pueblo católico esperaba en la Plaza de San Pedro del Vaticano, la Bula con la cual el Papa Pío IX declararía la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora.
Esa noche “los católicos de todo el mundo encendieron velas y antorchas, manifestando su esperanza en que se declarara de manera oficial y dogmática que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción”, explicó el sacerdote.
Dijo, además, que encender cada vela significa pedir por la intercesión de María, la Madre de Dios, una gracia: “por la paz, por el amor, por la reconciliación, el cuidado de la Casa Común, por quienes sufren, por quienes han partido, por todas circunstancias personales, sociales y eclesiales de cada persona”.
“Encender la luz, es decirle a la Virgen y al Niño Jesús que vengan a nuestras casas, a nuestros hogares, por eso invito a cada uno de los católicos para que enciendan sus luces y esperemos con amor la llegada de la Virgen María”, puntualizó.
En Colombia esta celebración marca el inicio de las festividades navideñas.