El 27 de junio, la Iglesia celebra la fiesta de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Esta advocación mariana, en principio no hace referencia a una aparición de la Santísima Virgen, sino que se trata de una pintura elaborada posiblemente en el siglo XIV alrededor de la cual ocurrieron hechos que se explican a la luz de la fe y un ícono que refleja providencialmente el amor de Dios y la participación de María en la obra de la salvación.
En el marco de los preparativos para la fiesta patronal, el Reverendo Padre Yorman Carrillo, sacerdote misionero redentorista, párroco del Santuario Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de San Cristóbal, conversó sobre la historia que está plasmada en los vitrales de la hermosa edificación religiosa dedicada a la patrona de la congregación fundada por San Alfonso María de Ligorio.
El padre Carrillo explica que la morada de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro en San Cristóbal fue construida hace 80 años y como primer detalle a resaltar, el templo fue culminado en tan solo cuatro años, a pesar de las dificultades y limitaciones que implicaba la segunda guerra mundial.
Historia
El presbítero señala que los vitrales que rodean la Iglesia, bien pueden hacer de museo donde al entrar y observar cada composición, comenzando por la primera del lado derecho, se narra la historia:
1.- Relatos antiguos señalan que la imagen habría sido pintada por el evangelista San Lucas. Si bien esta versión se refleja en el primer vitral, el Padre Yorman precisa que los estudios realizados con carbono 14 a la imagen original (que reposa en la iglesia San Alfonso, en la vía Merulana, entre las Basílicas de Santa María La Mayor y San Juan de Letrán en Roma), datan la elaboración del ícono en el siglo XIV.
2.- El cuadro recibía culto en una iglesia en la isla de Creta. Ocurrió entonces que un comerciante de telas, robó la imagen y partió con ella destino a Roma.
3.- Durante el viaje se desató una fuerte tormenta por lo que el comerciante elevó la imagen de Nuestra Señora, implorando su ayuda. Inmediatamente la tormenta cesó y los viajeros pudieron llegar a su destino.
4.- Tiempo después, el comerciante cayó enfermo y en su lecho de muerte pidió a un amigo, nativo de Roma, que llevara la imagen a una Iglesia, para su veneración. Ocurrió que la esposa del romano, cautivada por la imagen, se negó a sacarla de la casa. La historia y novena de Nuestra Señora, escrita por el redentorista Francisco Villa (1988), refiere que la Santísima Virgen se apareció al mercader y le insistió en varias oportunidades que llevara la imagen a la iglesia. El romano no obedeció y tiempo después falleció.
6.- María Santísima se apareció a la hija del romano y le dijo “comunica este aviso a tu madre y a tu abuelo: Santa María del Perpetuo Socorro os requiere para que la saquéis de vuestra casa” y precisó que deseaba ser colocada entre Santa María la Mayor y San Juan de Letrán, en una iglesia dedicada a San Mateo.
7.- Allí fue entregada el 27 de marzo de 1499. Esta iglesia era regentada por los Padres Agustinos. El ícono fue trasladado en procesión solemne. Fueron muchos los milagros y favores alcanzados por los devotos al invocar a María en esta imagen.
8.- En 1798, luego de la invasión de Napoleón a Roma, la iglesia de San Mateo fue derribada. Los padres Agustinos lograron preservar la imagen y se refugiaron en una pequeña capilla dedicada a San Eusebio. La imagen fue colocada en un oratorio particular. La advocación se fue olvidando.
9.- Pasaron casi 150 años y en la comunidad de Santa María in Posterula, un fraile agustino llamado Agustóin Orsetti, hizo saber al monaguillo Miguel Marcho sobre la existencia de una milagrosa imagen de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, diciéndole que era la “Madonna de San Mateo”. Con el pasar del tiempo, el joven Marcho se hizo sacerdote redentorista y llegó a la Casa Generalicia de la congregación, donde estaba levantada una iglesia en honor a San Alfonso María Ligorio. La divina providencia dispuso que fuera el mismo lugar donde había estado la iglesia de San Mateo.
10. En 1863, el padre Marchi oyó un relato sobre la imagen del Perpetuo Socorro que se había extraviado. Recordó las enseñanzas del padre Orsetti, e inició las gestiones hasta lograr, con la mediación del Papa Pío IX, que la imagen fuera entregada a los sacerdotes redentoristas.
12. Así comenzó la nueva etapa de veneración del ícono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro por parte de las iglesias orientales y occidentales. Los últimos vitrales del lado izquierdo del Santuario, muestran la propagación de esta devoción mariana.
Ícono
Luego de narrar la historia, el párroco del Santuario explicó fervorosamente el significado del ícono que refleja el amor de Dios y la participación de María en la obra de la salvación. Menciona que en ella se fusionan dos categorías de iconos de la virgen: la pasión (de Cristo) y la ternura.
El fondo dorado hace referencia a la divinidad, y nos dice que ella está inmersa en esa divinidad, sin ser Dios. El azul de su velo representa la humanidad de María, más los trazos dorados de su vestido, simbolizan que ella está llena de la gracia de Dios. La estrella de ocho puntas recuerda la de Belén y la de forma de cruz alude a los íconos orientales que evocan a la Trinidad Santa. El vestido rojo, sugiere el sufrimiento de María: “una espada te atravesará el alma”.
El niño Jesús está vestido con ropajes reales: el color verde intenso y ocre, indican que Él es el rey. La sandalia desprendida del pie derecho recuerda a Dios hombre, quien, ante el destino de sufrimiento, siente temor y se refugia en los brazos de su madre. A los lados, los arcángeles Miguel y Gabriel, muestran los instrumentos de la pasión de Nuestro Señor: la cruz, los clavos y la lanza.
María acoge al niño en sus brazos, como madre consoladora. “Sus manos son muy grandes para indicar protección, sin embargo, ella no lo retiene”, dice el padre Yorman. Aunque le va a costar sufrimiento, María sabe que su hijo cumplirá la voluntad de Dios.
El cuadro tiene escrituras en griego: en los dos ángulos superiores del ícono se lee; Meter Theou, que significa Madre de Dios. Más abajo, en el lado izquierdo se observa la escritura O AP M, arcángel Miguel. Al lado derecho, O APT, traduce arcángel Gabriel y a la derecha de la cabeza del niño Jesús IC XC= Iesous Xristos, es decir Jesucristo.
El rostro de María del Perpetuo Socorro muestra dos aspectos significativos: los labios pequeños y delgados recuerdan el silencio y la prudencia de nuestra madre. Finalmente, la mirada se dirige hacia quien la contempla. Serena y reflexivamente ofrece su maternidad bondadosa. No importa desde donde se ubique el observador, María siempre le va a mirar para recordar que su hijo se entregó por amor y que debemos esforzarnos por vivir en gracia de Dios.
