Prestar «atención a los signos de los tiempos» para servir al prójimo en sus necesidades, vivir «la obediencia como un acto de amor» en el mundo actual y la importancia de «la vida en común».
Estos son los tres mensajes de aliento que León XIV transmite a los religiosos y religiosas de diversas congregaciones e institutos, reunidos en Roma para sus capítulos generales y asambleas, con quienes se ha reunido hoy, 18 de septiembre, en audiencia en el Vaticano.
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Entre los participantes se encontraban miembros de los Misioneros de la Preciosísima Sangre, de la Sociedad de María (Maristas), de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada y de las Ursulinas de María Inmaculada.
Recordando el «bien» que hacen cada día en todas partes del mundo «a menudo desconocido a los ojos de los hombres, pero no a los de Dios», el Papa invitó a los religiosos a «continuar con fe y generosidad» sus misiones, respondiendo a las necesidades del mundo, siguiendo los pasos de quienes fundaron estas familias religiosas.
“Sus fundadores y fundadoras fueron personas capaces de observar, evaluar, amar y luego partir, incluso a riesgo de sufrir grandes penas, incluso a costa de perder lo propio, para servir a los hermanos en sus necesidades reales, reconociendo en la indigencia del prójimo la voz de Dios».
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