“El Hijo de Dios yace en la tumba. Pero esta su ‘ausencia’ no es un vacío: es espera, plenitud contenida, promesa custodiada en la oscuridad”: lo afirmó el Papa León XIV en la catequesis hoy, 17 de septiembre, día en que la iglesia celebra a San Roberto Belarmino, onomástica del Pontífice nacido como Robert Francis.
El Papa León intentó saludar a todos con una larga vuelta en el papamóvil antes de iniciar su meditación, donde habían más de 35 mil personas presentes.
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Continuando con las catequesis sobre “Jesús esperanza nuestra”, el Obispo de Roma reflexionó hoy sobre el misterio del Sábado Santo. “Es el día del gran silencio recordó pero es justamente allí que se cumple el misterio más profundo de la fe cristiana”.
A continuación, el Obispo de Roma explicó que “el Sábado Santo es también un día de descanso”: según la ley judía, el séptimo día no se debe trabajar. También “el Hijo, luego de haber completado su obra de salvación, descansa”, puntualizó. “No porque está cansado, sino porque ha concluido su trabajo. Este descanso es el sello de la obra cumplida”.
Fatigamos en detenernos y descansar. Vivimos como si la vida nunca fuese suficiente. Corremos por producir, por demostrar, por no perder terreno. Pero el Evangelio nos enseña que saber detenerse es un gesto de confianza que tenemos que aprender a cumplir. El Sábado Santo nos invita a descubrir que la vida no depende siempre de aquello que hacemos, sino también de cómo sabemos desistir de cuanto hemos podido hacer.
El tiempo detenido puede convertirse en tiempo de gracia
León XIV observó que en el sepulcro, Jesús, “Palabra viviente del Padre, calla” y en aquel silencio “la vida nueva inicia a fermentar”. “Dios no tiene miedo del tiempo que pasa, porque es Señor también de la espera”.
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