“Spes non confundit” (La esperanza no defrauda) es el título de la bula que convoca el Año Santo 2025, presentada por Su Santidad Papa Francisco en las segundas vísperas de la fiesta de la Ascensión del Señor al cielo.
En un mundo marcado por el choque de las armas, la muerte, la destrucción, el odio al prójimo, el hambre, la «deuda ecológica» y la baja natalidad, el papa ha querido extender el bálsamo de la esperanza. El título de la bula, tomado de la Carta de Pablo a los Romanos, expresa el deseo del Sumo Pontífice para el jubileo: detener las armas y abolir la pena de muerte.
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El portal de noticias Vatican News informa que la Bula contiene súplicas y propuestas como las dirigidas a los gobiernos para que amnistíen o indulten las penas de los presos o la de un Fondo Mundial para eliminar el hambre con el dinero de las armas. También hace llamamientos en favor de los presos, los enfermos, los ancianos, los pobres y los jóvenes.
También anuncia las novedades del Año Santo entre las que destaca la apertura de una Puerta Santa en una cárcel, que tendrá como tema «Peregrinos de la esperanza», en referencia a los fieles que vendrán a Roma y a los que, no pudiendo llegar a la ciudad de los apóstoles, lo celebrarán en Iglesias particulares.
Fecha común para la Pascua
Otra novedad presente en la Bula es la posibilidad de que se concrete una fecha común de celebración de la Pascua: “Que este acontecimiento sea una llamada para todos los cristianos de Oriente y de Occidente a realizar un paso decisivo hacia la unidad en torno a una fecha común para la Pascua. Muchos, es bueno recordarlo, ya no tienen conocimiento de las disputas del pasado y no comprenden cómo puedan subsistir divisiones al respecto”.
La esperanza de Francisco es que «para todos», especialmente para los más desanimados que «miran el futuro con escepticismo y pesimismo», el Año Santo sea una oportunidad para «reavivar la esperanza» y también la virtud de la paciencia hoy «relegada por la prisa».
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“De hecho, ocupan su lugar la intolerancia, el nerviosismo y a veces la violencia gratuita, que provocan insatisfacción y cerrazón. Asimismo, en la era del internet, donde el espacio y el tiempo son suplantados por el “aquí y ahora”, la paciencia resulta extraña. Si aún fuésemos capaces de contemplar la creación con asombro, comprenderíamos cuán esencial es la paciencia”.
El Obispo de Roma invita a ver la esperanza en los «signos de los tiempos», poniendo atención, sin embargo, «a todo lo bueno que hay en el mundo para no caer en la tentación de considerarnos superados por el mal y la violencia». «Que el primer signo de esperanza se traduzca en paz para el mundo, el cual vuelve a encontrarse sumergido en la tragedia de la guerra», escribe.
Con información de Vatican News