Durante la homilía monseñor Ayala destacó la necesidad de dejar las angustias en manos de Dios, porque Él cuida de todos
Antes del rezo del Ángelus el Santo Padre reflexionó sobre la parábola del fariseo y el publicano, con sus dos movimientos “subir” y “bajar” que ayudan a lograr el “humilde” encuentro con Dios en la oración.