El Papa Francisco afirmó que, entre tantas cosas que pasan, Dios quiere recordarnos que lo único que permanecerá es el amor.
“Entre tantas cosas que pasan, el Señor quiere recordarnos la única que permanecerá para siempre: el amor, porque ‘Dios es amor’ (1 Jn 4,8)”, escribió el Santo Padre este 21 de agosto en su cuenta de Twitter.
El mensaje que el Santo Padre comparte este viernes, retoma la idea de su mensaje de ayer, en el que hizo votos para “que el Espíritu Santo nos haga crecer constantemente en el conocimiento de Dios, de modo que podamos difundir su amor y su verdad en el mundo”.
El 5 de abril, cuando celebró la Misa del Domingo de Ramos, el Papa Francisco dijo que ante “el drama de la pandemia, ante tantas certezas que se desmoronan, frente a tantas expectativas traicionadas, con el sentimiento de abandono que nos oprime el corazón, Jesús nos dice a cada uno: “Ánimo, abre el corazón a mi amor. Sentirás el consuelo de Dios, que te sostiene’”.
“¿Qué podemos hacer ante Dios que nos sirvió hasta experimentar la traición y el abandono? Podemos no traicionar aquello para lo que hemos sido creados, no abandonar lo que de verdad importa. Estamos en el mundo para amarlo a Él y a los demás. El resto pasa, el amor permanece”, continuó.
El Papa resaltó luego que “el drama que estamos atravesando nos obliga a tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor”.
“Es cierto que puede costarnos amar, rezar, perdonar, cuidar a los demás, tanto en la familia como en la sociedad; puede parecer un Vía Crucis. Pero el camino del servicio es el que triunfa, el que nos salvó y nos salva la vida”.
El Papa Francisco alentó también a mirar “a los verdaderos héroes que salen a la luz en estos días. No son los que tienen fama, dinero y éxito, sino son los que se dan a sí mismos para servir a los demás. Siéntanse llamados a jugarse la vida. No tengan miedo de gastarla por Dios y por los demás: ¡La ganarán! Porque la vida es un don que se recibe entregándose. Y porque la alegría más grande es decir, sin condiciones, sí al amor. Como lo hizo Jesús por nosotros”.
ACI