El hambre, escándalo para el mundo, utilizada hoy injustamente como arma de guerra y “forma barata” de hacer guerras. El drama de las personas que mueren haciendo cola para conseguir comida, de la desnutrición de los niños, de los recién nacidos y de sus madres, de la corrupción que se aprovecha de la debilidad de los pueblos, del tráfico de armas que desvía recursos financieros y tecnológicos del objetivo de erradicar la pobreza, es tan grande que se alza la voz del Papa León XIV.
El Pontífice envió un mensaje en español a la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, que este año celebra el 80 aniversario de su fundación y que del 28 de junio al 4 de julio se reúne en la 44 sesión de la Conferencia, su máximo órgano de gobierno.
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Dirigiéndose al director general, Qu Dongyu, y a todos los participantes, el Papa León XIV denuncia en el documento firmado hoy en el Vaticano este nuevo frente de conflictos, la muerte por hambre, denunciando los ataques de grupos civiles armados que incendian tierras, roban ganado y bloquean ayudas para «controlar poblaciones enteras e indefensas» o los ataques militares contra las redes de abastecimiento de agua y las vías de comunicación.
“Esto conduce a que ingentes cantidades de personas sucumban al flagelo de la inanición y perezcan, con el agravante de que, mientras los civiles enflaquecen por la miseria, las cúpulas políticas engordan con la corrupción y la impunidad”.
Recursos financieros y tecnológicos utilizados para armas
El Papa León no olvida recordar que, en esta época en la que asistimos a la «polarización de las relaciones internacionales» debido a las crisis y los conflictos, «los recursos financieros y las tecnologías innovadoras se desvían del objetivo de erradicar la pobreza y el hambre en el mundo para ser utilizados en cambio en la producción y el comercio de armas». De este modo, se alimentan “ideologías cuestionables” y se “enfrían las relaciones humanas”, destaca el Papa; Todo esto “devalúa la comunión y aleja la fraternidad y la amistad social”.
“Nunca antes ha sido tan inaplazable como ahora que nos convirtamos en artesanos de la paz trabajando para ello por el bien común, por lo que favorece a todos y no solamente a unos pocos, por lo demás siempre los mismos. Para garantizar la paz y el desarrollo, entendido como la mejora de las condiciones de vida de las poblaciones que sufren el hambre, la guerra y la pobreza, son necesarias acciones concretas, arraigadas en planteamientos serios y con visión de futuro”.
Vatican News