Una de las características de la Diócesis de San Cristóbal es su dinamismo y la cualidad de lograr que, aún en medio de las dificultades, se realicen las tareas y las obras necesarias y pertinentes tanto de la labor pastoral como del cuidado y mantenimiento de la infraestructura.
Así se expresa el presbítero Victoriano Rodríguez, párroco de la iglesia Nuestra Señora de Coromoto de San Cristóbal, al conversar sobre el proyecto de restauración de los vitrales que ha comenzado y que se aspira realizar con el favor de Dios, y la ayuda de los fieles.
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“Los vitrales de la iglesia datan de 60 años y es por ello que el material que se utilizó en su elaboración ya cumplió su vida útil y se están despegando. Por eso hemos iniciado esta campaña de restauración, pues no podemos permitir que una obra tan importante como esta se siga deteriorando”, manifestó el Padre Victoriano.
Aseveró que es un proyecto bastante costoso y necesita del apoyo de muchas personas de buena voluntad. El monto estimado de la obra es de 30 mil dólares. Mencionó que ya se ha iniciado la reconstrucción de algunos paneles que se cayeron.
“La persona que va a realizar el trabajo debe ser cuidadosa, pues es una obra antigua y tiene el reto de conservarla tal cual es. Son 24 vitrales alusivos a la pasión de Nuestro Señor Jesucristo y a la Virgen de Coromoto. Hay otros dos vitrales que fueron terminados con vidrios de colores al igual que los de la fachada. En estos últimos se deben reemplazar todos los vidrios” detalló el párroco.
Actividades
Para lograr el objetivo, el Padre Victoriano expresó que lo primero es llamar la conciencia de las personas para que se sumen a este proyecto. También se está organizando una tómbola y una vendimia el primero de diciembre para recaudar fondos. Adicionalmente, cada 15 días se están elaborando hallacas y se venden a los vecinos y a todo el que desee contribuir.
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“Llamamos a quienes puedan dar su aporte para embellecer el templo, la casa de Dios. Es una obra de la comunidad. Ya se han hecho varios trabajos importantes, por ejemplo, recientemente se colocó graniplast a toda la parte externa de la iglesia, fueron casi dos mil metros de material instalado. Esa obra costó cerca de 20mil dólares y se logró con aportes de la comunidad. También se restauró la puerta lateral y se mejoró el sonido del templo”.
Al referir los logros, el párroco expresa su agradecimiento a la feligresía y enfatiza que cada aporte va sumando, no importa si es mucho o poco. “Todo suma y se agradece la intención de ayudar y de compartir”.
La Parroquia
La parroquia eclesiástica Nuestra Señora de Coromoto en la Diócesis de San Cristóbal fue creada el 1 de enero de 1942, por Monseñor Rafael Arias Blanco. Se desmembró de la parroquia San Juan Bautista de La Ermita. Al momento de su creación abarcó un gran territorio de San Cristóbal, pues alcanzaba hasta la vía del Chorro del Indio. Posteriormente se fueron creando otras parroquias, por lo que ahora ya es una extensión menor.
El padre Victoriano narra que cuando se creó la circunscripción eclesial no existía el templo. Se adquirió el terreno y se fueron dando los primeros pasos para la construcción de la actual iglesia. La primera parte de la edificación se levantó bajo la gestión de Monseñor Domingo Roa Pérez. A la par de la construcción del templo, Monseñor llevaba la obra de los colegios Pío XII y Nuestra Señora de Coromoto.
Más adelante, el entonces presbítero Rafael Ángel González (posterior obispo de Barinas), levantó la estructura del techo de la iglesia y logró la instalación de los vitrales tal como permanecen hoy día.
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Según se lee en los libros del Gobierno, la construcción del templo fue posible gracias a los grandes aportes de la comunidad. Si bien se recibieron ayudas de la Gobernación y del Concejo Municipal, la mayor parte vino de la feligresía. Por ejemplo, el piso de granito en esa época valía 300 bolívares el metro cuadrado y el templo tiene casi mil metros cuadrados. Una sola persona donó 300 metros.
Actualmente, la parroquia Nuestra Señora de Coromoto abarca desde la carrera 14 hasta la 22 y desde la calle 16 hasta La Bermeja, en los sectores Nuestra Señora de Lourdes y José Gregorio Hernández. El párroco señala que la feligresía ha disminuido porque es una zona muy comercial. Sin embargo, asiste mucha gente a las celebraciones eucarísticas, no solo los que viven en el sector, sino muchos que se han mudado a otras partes y mantienen el vínculo por haber recibido allí los sacramentos.
En cuanto a la gestión, refirió que se mantiene el apoyo con los colegios parroquiales y el trabajo pastoral: cofradía del Santísimo, legión de María, pastoral juvenil, fraternidad de Emaús. “Actualmente se está iniciando una pastoral de adultos mayores y enfermos porque vemos que es necesaria, hay muchos abuelos que viven solos. A través del Cáritas se busca brindarles un acompañamiento y atención de sus necesidades”.
Y puntualiza: “En nuestra parroquia hay fraternidad y acompañamiento. Realizamos un trabajo dinámico y exigente. Se atienden nueve comunidades eclesiales de base, se da orientación, acompañamiento a los enfermos y consuelo. A pesar de la situación difícil del país se ha mantenido el trabajo y se está cuidando la infraestructura”.
Ana Leticia Zambrano