Siguiendo el protocolo de anuncio y presentación que captó la atención del mundo entero, la tarde del 8 de mayo el Papa León XIV saludó al mundo y sonrió a la multitud que le aclamaba en la Plaza San Pedro. “!La paz esté con todos ustedes!”, fueron sus primeras palabras, seguidas por mensaje centrado en el anhelo de paz, diálogo, encuentro y sinodalidad, es decir, caminar juntos.
“Esta es la paz de Cristo Resucitado, una paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, Dios que nos ama a todos incondicionalmente. Todavía conservamos en nuestros oídos esa voz débil pero siempre valiente del Papa Francisco que bendecía a Roma.”
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Al ofrecer un recuerdo a su predecesor, quiso continuar la bendición pascual, recordando que todos estamos en manos de Dios y necesitamos la luz de Cristo que nos ama y nos conduce al Padre. Por eso invitó a seguir adelante unidos y sin miedo. “Ayúdenos también ustedes, y ayúdense unos a otros a construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz. ¡Gracias al papa Francisco!
Al agradecer a sus hermanos cardenales por haberle elegido como sucesor de Pedro, expresó su deseo de caminar juntos como Iglesia “buscando siempre la paz, la justicia, tratando siempre de trabajar como hombres y mujeres fieles a Jesucristo, sin miedo, para proclamar el Evangelio, para ser misioneros”.

Agustiniano
En este primer saludo, el Siervo de los Siervos de Dios saludó a su congregación religiosa, reiterando su espíritu sinodal: “Soy hijo de san Agustín, agustiniano, que dijo: «Con ustedes soy cristiano y para ustedes obispo». En este sentido, todos podemos caminar juntos hacia la patria que Dios nos ha preparado”.
Seguidamente llamó a todo el pueblo de Dios a ponerse en camino: “queremos ser una Iglesia sinodal, una Iglesia que camina, una Iglesia que busca siempre la paz, que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cercana especialmente a los que sufren”.
Al finalizar, encomendó su misión a la intercesión de la Santísima Virgen, madre de Dios y madre nuestra recitando con los fieles el Ave María.
Ana Leticia Zambrano