El Seminario es un tiempo y un espacio dedicado a la formación de los futuros sacerdotes, que con la ayuda de la Iglesia en la persona de los formadores, los candidatos al ministerio sacerdotal disciernen su vocación y responden al llamado de Dios, configurándose a Cristo Sumo y Eterno Sacerdote y Buen Pastor.
Del mismo modo que Jesús llamó a los doce apóstoles (Lc 6, 12-16), también hoy sigue llamando y eligiendo a su servicio a quienes Él así lo ha querido para que le sirvan como ministros suyos en el pastoreo del redil el cual es la Iglesia. Durante el tiempo de seminario, cada uno asume el llamado de Dios, para estar con Él (Mc 3, 13-14), por tal motivo, la vida del Seminario conduce al encuentro personal con Jesús, de modo que se le conozca y crezca en amistad con él, así conociéndole podrá configurarse plenamente a Cristo.
Dicho conocimiento de Jesús es una experiencia personal que se da por medio de la Oración, la participación activa en los sacramentos, de modo especial en la eucaristía, la lectura orante de la Palabra de Dios, el estudio, el encuentro con el director espiritual, el diálogo con los formadores, y demás miembros de la comunidad.
El Discernimiento de una vocación
Es por ello que el Seminario se convierte para cada uno de estos elegidos en la casa donde por la acción del Espíritu Santo, el seminarista va discerniendo su vocación para responder con alegría y generosidad al llamado que Dios le hace, allí el candidato al Sacerdocio, va desarrollando las virtudes necesarias para el ejercicio del futuro ministerio, destacando entre ellas la humildad, la pobreza, la obediencia, la castidad, la caridad, dichas virtudes no son otras sino las mismas que encontramos en la vida de Jesús a quien el Presbítero se configura por medio de la imposición de las manos del Obispo en el Sacramento de la Ordenación.
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El Seminario es la imagen del Cenáculo (Mc 14, 15), donde Jesús instruye e instituye a sus elegidos y los prepara para luego enviarlos a predicar (Mc 3, 14), por ello el seminario tiene como objetivo primordial, “modelar con la participación activa y protagónica del candidato, la figura, de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote, al que va a ser configurado cada uno de los futuros ministros del Señor”.
El Seminario una comunidad de Fe, una comunidad de discípulos
El Seminario es pues una comunidad que “ofrece la posibilidad de revivir la experiencia formativa que el Señor dedicó a los doce”, comunidad en la que se vive la amistad y la caridad, considerándose así como una verdadera familia que vive la alegría del Evangelio.
Finalmente, el Seminario es casa de formación donde los futuros pastores son instruidos en las diferentes áreas de la formación a saber, humana, intelectual, espiritual y pastoral.
Teniendo bases sólidas en cuanto a estas áreas de la formación, el futuro sacerdote será reflejo del Hijo de Dios hecho hombre, vivirá íntimamente unido a Cristo, unión que nace del bautismo y que se fundamenta en la Eucaristía, estará preparado para dar razón de su fe y esperanza desarrollando la capacidad de anunciar el evangelio de modo creíble en los diferente ámbitos de la sociedad, dando una aplicación práctica del mensaje cristiano.
Carlos Urbina