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viernes, junio 20, 2025
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QUE NO NOS TIEMBLE EL CORAZÓN

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En la Iglesia de los primeros siglos, modelo para todos aunque no siempre haya vivido tiempos fáciles, la fe se difundía, la palabra de Dios se extendía y contagiaba a todos creciendo el número de los discípulos; de las dificultades se llega a la oración y la imposición de manos (I° lectura). Es por ello que el cristiano, el discípulo de Jesús, pide misericordia para los que esperan en Él (Salmo). La fuerza que nos viene de Dios, como piedras vivas de su Espíritu, nos ayuda a los bautizados, ungidos y escogidos por el Señor, a ser testigos de sus maravillas y proclamarlas a todos (II° lectura).

En este domingo las palabras de Jesús siguen dando respuesta a las preguntas que surgen día a día. Tal vez no tengamos palabras para expresar todo lo que se siente así como las preocupaciones, las dudas, los momentos de tristeza…ante esto llega el Maestro y nos da la enseñanza justa: “no se turbe su corazón”, frase real de Jesús, que da ánimo y llena el corazón de todos y cada uno de nosotros, pues sabemos que es verdad.

“YO SOY EL CAMINO, Y LA VERDAD, Y LA VIDA”

Desde siempre Jesús está a nuestro lado y nos ayuda a ser parte de su amor y de su misericordia. Se nos recuerda algo fundamental: viendo a Jesús, vemos al Padre; creyendo en Él no tendremos temor y no nos temblará el corazón ante nada. La Iglesia nos permite cumplir con ciertos deberes de los que, como cristianos, no podemos prescindir. En los primeros siglos se presentaban preocupaciones -tal como sucede en la actualidad- y siempre se confió en Dios y se buscó la solución necesaria para seguir adelante en su nombre.

Las dificultades nunca han faltado, aún así más grande es la misericordia de Dios y ello conlleva a ver en Jesús, la vía que debemos seguir. Caminar junto a Jesús implica darse cuenta de los pasos que damos junto a Él. A veces podemos escuchar, personas que con una supuesta seguridad, dicen que en la actualidad, ante la situación que estamos viviendo y afrontando, la Iglesia no tiene participación, que nadie sabe lo que ella hace y otras cosas más; definitivamente esa persona no camina junto a Jesús, no conoce el Evangelio y se quedó sin saber que el Señor resucitó. Por ello no debemos tener miedo ni temblar ante los ataques que se puedan presentar; el maligno siempre está acechando buscando la caída del hombre, pero Jesús camino, verdad y vida, no nos abandona y nos invita a seguirle, optar por Él, optar por el servicio a los pobres y excluidos y ser sus discípulos.

“Yo soy el camino…” es más que una señal que pueda indicar un recorrido. Es un camino sólido, confiable y donde se aprende a vivir desde la experiencia de la compañía del Resucitado. Es un camino de libertad, nacido desde la valentía de responder positivamente a la llamada de Dios, haciéndolo con humildad y sencillez. Jesús es el camino, esa peregrinación de vida que nos hace crecer en el deseo de continuar la vida en Él y ser verdaderos discípulos que estemos dispuestos a ello: ser testigos de Dios en el momento actual que nos corresponde afrontar.

“Yo soy la verdad…” El Maestro nos dice que es la verdad. Ello quiere indicarnos la vida que nace, que crece, que llena de cuidado la existencia de aquel que opta por seguir a Cristo. La verdad es real, cuando se manifiesta en detalles concretos de caridad hacia los que necesitan de un consejo, de una ayuda particular, de acompañamiento, en este momento en el cual la humanidad necesita de Dios. La verdad es Jesús, autor y custodio, cultivador y perfeccionador de la vida.

“Yo soy la vida…” En oposición a la muerte que se nos presenta día a día. Vida es todo aquello que podamos colocar bajo este nombre: paz, amor, misericordia, bondad, generosidad, fraternidad, solidaridad, armonía, comunidad, unidad, familia, amistad sincera, Dios. Él es la vida y allí debemos vivir la santidad y en ello cultivar la fe para poder encontrar la esencia del testimonio que estamos llamados a dar.

MARÍA NOS GUÍA EN EL CAMINO

Nuestra Madre del cielo nos acompaña siempre. Ella nos guía hacia la verdad que nos enseña Jesús, al camino que debemos seguir y a la vida que debemos experimentar en espíritu y verdad. Seamos responsables del compromiso asumido y fieles discípulos del mensaje de verdad y fuerza que el Señor nos da uniéndonos más a Él. Hoy elevemos una oración a María Santísima por todas nuestras Madres en su día: que Dios las bendiga.

Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida, te pedimos por nuestro país, por el mundo entero. Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de recibir la sanación y la liberación que necesitamos. Estamos ante ti, recibiendo el regalo de tu presencia, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.

Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.

Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos. Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.

Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, camino, verdad y vida, escucha la súplica de tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. 

Así sea.

 

#YoMeQUedoEnCasa

#HoyMasUnidosQueNunca

#YoTengoUnAmigoSacerdote

#TuPuedesSerSacerdote

 

José Lucio León Duque

Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal

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