María Cecilia Mutual – Ciudad del Vaticano
“Que la misericordia cristiana también inspire la justa comunión entre las naciones y sus instituciones, para afrontar la presente crisis de manera solidaria”: fue el deseo expresado por el Papa Francisco a la hora del Regina Coeli en el segundo domingo de Pascua, Fiesta de la Divina Misericordia, desde la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia, donde por la mañana también celebró la Santa Misa.
“En este segundo domingo de Pascua, ha sido significativo celebrar la Eucaristía aquí, en la Iglesia del Espíritu Santo en Sassia, que San Juan Pablo II quiso como Santuario de la Divina Misericordia” afirmó el Santo Padre iniciando su reflexión.
Com-pasión hacia quien es más vulnerable
El Papa indica a continuación cual debe ser la actitud del cristiano en los momentos de dificultad, como el que está atravesando actualmente la humanidad entera en medio de la emergencia sanitaria provocada por la pandemia, y dice:
La misericordia viene de Cristo
“La misericordia divina viene del corazón de Cristo, de Cristo Resucitado”, afirma el Obispo de Roma y precisa que esta misericordia “brota de la herida siempre abierta de su pecho, abierta por nosotros, que siempre tenemos necesidad de perdón y de consuelo”.
La esperanza de ser resucitados con Cristo
Francisco no olvida “a los hermanos y hermanas de las Iglesias Orientales que hoy celebran la Fiesta de la Pascua” y retomando palabras del Evangelio de Lucas los invita a proclamar juntos: «¡Es verdad, el Señor ha resucitado!». Y añade:
Concluyendo, el Pontífice comparte su alegría con “las comunidades católicas orientales que, por razones ecuménicas, celebran la Pascua junto con las ortodoxas”, expresando el deseo de que esta fraternidad sea de consuelo allí donde los cristianos son una pequeña minoría.
Finalmente, la invitación a rezar con alegría pascual a la Virgen María, “Madre de la Misericordia”.