En el marco de la fiesta de la santidad que se celebró el pasado sábado 8 de noviembre, en la parroquia Sagrario Catedral, del municipio San Cristóbal, el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, monseñor Lisandro Rivas, manifestó que las reliquias de los primeros santos venezolanos, San José Gregorio Hernández y Santa María Carmen Rendiles peregrinarán por toda la Iglesia Local.
Dijo que ambos santos son también tachirenses, son nuestros santos gochos, razón por la cual se han puesto en el camino para renovar la Iglesia, las instituciones, las diferentes realidades en espíritu y verdad, para así poder continuar dando vida y vida en abundancia.
Destacó que la celebración marcó un hito para reconocer el llamado a la santidad, que es para todo bautizado, a vivir de manera extraordinaria la vida ordinaria, haciendo el bien y ayudar a los más necesitados desde su vocación y profesión.
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Recordó que ambos santos conquistaron el corazón de los venezolanos y de los de fuera del país, al estar cada día con ellos, en su caminar, socorriéndoles, acompañándolos y también sanando, además, fortaleciendo sus necesidades espirituales como materiales.
“Es importante impulsar esta celebración para una humanidad nueva, impregnada precisamente de los valores humanos y cristianos que una buena familia tachirense sabe cultivar. Por lo tanto, es reforzar lo que ya vivimos, pero inspirados por San José Gregorio Hernández, Y Madre Carmen Rendiles”, dijo.
Pidió la paz para el estado Táchira, Venezuela y el mundo en medio de esta celebración continua que insta a los fieles a comprometerse a hacer el bien común en beneficio de la sociedad.
A los médicos los emplazó hacer el bien, como lo supo hacer San José Gregorio Hernández. “Sigan apostando por la salud, sigan apostando por la vida. A nuestros educadores que sigan de igual manera dándolo todo, como madre María Carmen, con sus limitaciones, pero que las transformó en oportunidades”, expresó.
El obispo resaltó que los tachirenses viven un momento privilegiado en la Iglesia, que debe ser aprovechado para renovar la fe y el compromiso cristiano, especialmente con los más pobres, los más necesitados, con aquellas realidades que claman por justicia, verdad, amor y fraternidad.
Maryerlin Villanueva



