El catecismo de la Iglesia Católica señala que los sacramentos son “las obras maestras de Dios” entre la nueva y eterna Alianza (1116). Añade que son “fuerzas que brotan” del cuerpo de Cristo. En una de sus catequesis, el Papa Francisco recordaba que son el centro de la vida cristiana, por los que Dios comunica su gracia, se hace presente y anuncia nuestra vida.
Es así como la reflexión sobre la importancia y el significado de los sacramentos es un tema vigente, pues conocer y actuar conforme a los dones que se reciben en cada uno, fortalece y orienta la vida de fe, conduciéndola al puerto seguro: el encuentro con Dios.
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En este contexto, el presbítero Jesús Miguel Romero, párroco de la iglesia San Juan Eudes de El Palmar de La Copé conversó con Diario Católico sobre los sacramentos de iniciación cristiana: el bautismo, la eucaristía y la confirmación; momentos muy importantes en la vida del cristiano que, en ocasiones se diluyen en la euforia del rito o el evento social. Por ello es necesario priorizar su trascendencia y valorar la preparación para recibirlos.
Bautismo
El padre Jesús Romero señala que el bautismo es el sacramento que abre la puerta a la vida cristiana, convierte al bautizado en hijo adoptivo de Dios y lo incorpora en la Iglesia, por lo cual es un sacramento de amor.
“El bautismo nos abre la puerta para recibir los demás sacramentos, borra el pecado original recibido de nuestros primeros padres Adán y Eva, nos une a Cristo cabeza de la Iglesia y nosotros pasamos a ser sus miembros. Es un sacramento que purifica, santifica, y nos hace a nosotros sacerdotes, profetas y reyes” explica el sacerdote.

La Iglesia Católica invita a bautizar a los niños desde sus primeros días de vida, de modo que son los padres y padrinos quienes se comprometen a guiar y orientar el camino de fe de sus hijos y ahijados. Por ello, el presbítero resalta la necesidad de llevarlos a la pila bautismal con claridad y certeza del sacramento.
“Cuando los padres van a bautizar a sus hijos tienen que tener conciencia del sacramento que van a recibir los niños. No se trata solo de cumplir una tradición. Por el bautismo se comienza a caminar hacia la patria eterna, esa es la esperanza. Una pregunta del ritual es ¿se comprometen ustedes a educar en la fe a su hijo? y responden que sí, pero luego no vienen a misa”.
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El sacerdote reitera que debe ser real el acompañamiento de los padres y padrinos para que esa vivencia perdure. Lo compara con una semilla que debe regarse y abonarse para que germine y dé frutos abundantes.
“Tenemos muchos cristianos secos porque no estamos nutriendo el alma de la persona y no estamos haciendo que esa fe crezca y fortifique al bautizado. Los sacramentos son para que la gente viva y sea testimonio de paz, de amor de reconciliación, de que vivimos esa presencia de Dios”.
Comunión
“La eucaristía es el encuentro con el Señor. Cuando nosotros participamos de este sacramento nos regocijamos porque Jesús se desborda de misericordia por quien lo recibe, en especial quien lo recibe por primera vez, porque abre su corazón, su alma y su entendimiento para que la divinidad del Resucitado entre y permanezca en él”.
El padre Romero describe así la magnificencia del sacramento de la eucaristía, lo que explica la grandeza de la primera comunión. Menciona también el sacramento de la reconciliación que purifica el alma y la prepara para ese momento.
“Dios se quedó con nosotros en el pan consagrado para que cada vez que se celebra la eucaristía, todos y de manera especial quienes lo reciben por primera vez sientan su amor, porque Él es el amor mismo”.
Confirmación
El tercer sacramento de iniciación cristiana es la Confirmación. El padre Jesús indica que ella viene a reafirmar la presencia del Espíritu Santo que se ha recibido en el bautismo.
“Es un sacramento donde la presencia viva del Señor anima y fortalece la fe de quien lo recibe. Es el amor del Espíritu Santo en medio de la vida del cristiano. Como le dijo el Señor a Pedro en el momento de la tribulación “confirma a tus hermanos” (Lucas 22, 32), el obispo en representación de los Apóstoles viene a confirmar a los hijos de Dios en el seguimiento de Cristo, descubriendo su llamado a la santidad”.
Catequesis
Como madre y maestra, la Iglesia procura comunicar y formar a los fieles para que al recibir los sacramentos sientan primeramente el amor de Dios y luego abrazados a Él, den testimonio cristiano. Esta formación es, en parte, la que se recibe en la catequesis.

El padre Jesús indica que, en la diócesis de San Cristóbal, la catequesis tiene tres momentos: el primer nivel y el segundo nivel son para recibir para recibir la sagrada comunión y el tercer nivel es para recibir el sacramento de la confirmación.
En este sentido, el párroco de la comunidad eclesiástica de San Juan Eudes resalta la necesidad de que se valore este tiempo para ayudar a los niños y jóvenes a descubrir el camino de Jesús, a conocer la Palabra de Dios y vislumbrar el camino de santidad al cual están llamados todos los cristianos.
“Hay mucha gente que tiene un apuro en que los muchachos salgan lo más pronto posible, dicen que es mucho tiempo para prepararlos, pero no es así; esta formación permite conocer la doctrina de Cristo y comenzar a descubrir los misterios de Dios”.
Manifiesta que es una vivencia para disfrutarla y aprenderla porque sirve para la vida, los padres deben ser conscientes de ello y propiciar que este camino se recorra con cariño y dedicación.
“Es muy importante estudiar los tres años de catequesis y vivirlos. El papá y la mamá del niño tiene que tener esa conciencia, no hay apuro, lo importante es que el niño aprenda a descubrir a Dios, encontrar a Dios en la doctrina en la Palabra, en la oración, en el encuentro con Cristo en la misa, en el gran misterio que se esconde allí en el pan eucarístico y en cada uno de los sacramentos”.
María Salcedo, docente y catequista, considera que la enseñanza que se imparte en preparación a los sacramentos es primordial para el fortalecimiento de los valores y principios de todo católico, y por ello debe ser impartida desde el amor, para que los niños, adolescentes y adultos que reciben los sacramentos, lo hagan con la mejor disposición de perseverar en la fe.
“Se debe orientar a los padres, madres, representantes y/o responsables a que no es un simple cumplimiento, es decir, cumplo y miento, sino que la catequesis es una formación que se debe llevar desde lo profundo del corazón y así mismo, poderla difundir a nuestros semejantes”.
Ana Leticia Zambrano