Fernando de Bulloes y Taviera de Azevedo es el nombre originario de San Antonio de Padua, un santo a quien le acuñan su capacidad excepcional de prédica, memoria indiscutible para entregar el mensaje evangelizador y la potestad divina de hacer milagros.
El santo a quien le piden que aparezcan los objetos perdidos, que acompaña a los solteros y protege a los hijos, nació en 1195 en Portugal, siempre dispuesto a servir a Dios y en contra de su familia ingresó en la abadía agustina perteneciente a los canónigos regulares de san Agustín.
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“A principios de 1220, tres sacerdotes (Berardo, Pedro y Otón) y dos hermanos legos (Acursio y Ayuto), todos ellos de la orden franciscana, fueron asesinados en Marruecos (…) el evento produjo un cambio decisivo en la vida de Antonio, quien en el verano de 1220 mudó de orden y se hizo franciscano (…) En ese momento adoptó el nombre de Antonio en honor de san Antonio Abad a quien estaba dedicada la ermita franciscana en la que él residía”.
Milagros
El milagro de mayor arraigo y que ha sido la referencia de San Antonio es el que provocó un joven llamado Leonardo quien en un momento de ira y descontrol pateó a su mamá.
“Muy arrepentido, confesó su falta a San Antonio quien le dijo «el pie de aquel que patea a su propia madre, merece ser cortado».
El joven luego de escuchar las palabras del sacerdote regresó a su casa y decidió amputar el pie, hecho que consumó. Al enterarse San Antonio de esta decisión radical llegó a la casa del joven y tomando el pie realizó el milagro por el cual éste volvió a su sitio habitual.
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El pan, que como tradición se entrega todos los 13 de junio en los templos donde se venera al santo nació de otro de los milagros representativos de San Antonio:
Tomasito, un niño de 20 meses se ahogó en un pozo de agua. La madre, desesperada, invocó la ayuda del santo e hizo una promesa: Si obtenía la gracia de que su hijo salvase la vida, iba a darle a los pobres el mismo peso en pan que el peso del niño. Y el pequeño, milagrosamente, volvió a la vida”, según cuenta Aciprensa.
Muerte y canonización
El 13 de junio de 1231 a sus 35 años en Padua, Sacro Imperio Romano Germánico muere San Antonio, su canonización una de las dos con mayor celeridad registrada en la iglesia católica se efectuó en el pontificado de Gregorio IX, 352 días después de su fallecimiento, el 30 de mayo de 1232.
Carlos A. Ramírez B.