San Jerónimo Emiliani, patrono de los niños huérfanos
Otro veneciano enorme del cristianismo, protector de los niños huérfanos, Jerónimo Emiliani fue un enorme ejemplo de caridad. En el siglo XVI creó una congregación que tenía como Regla el trabajo comunitario y la atención de los más necesitados. También, que sus miembros llevaran la marca de la pobreza inspirada en Jesucristo.
Hijo de Angelo Emiliani y de Eleonore Mauroceni, nació en Venecia en 1486. Durante su juventud siguió la carrera militar y llegó a ser comandante de la ciudad de Catelnuovo de Quero. En 1508, sus tropas trataron de impedir que la ciudad cayera en poder de la Liga de Cambrai, pero fueron vencidas.
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El comandante fue tomado prisionero y fue en la cárcel donde su vida dio un giro definitivo. En la celda, comenzó a rezarle a la Virgen para pedir por su liberación. De manera milagrosa, se libró de las cadenas que inmovilizaban sus manos y pies, y abandonó la prisión sin que nadie lo detuviera.
Como agradecimiento a la Virgen, fue hasta la iglesia de Nuestra Señora en Treviso, donde dejó caer a sus pies sus armas de militar y prometió propagar la devoción a la Madre de Dios. Fue ordenado sacerdote en 1518.
En aquella época, en la Península itálica, San Cayetano, San Camilo de Lelis, San Felipe Neri y Santa Catalina de Génova, entre otros, difundían las obras en favor de los más necesitados. Jerónimo pronto perteneció a este grupo de “apóstoles de la caridad”.
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En 1531, cuando el cólera afectó a toda la Península, vendió todos sus bienes materiales y se dedicó a atender a los enfermos. Durante esta tarea, enfermó de cólera, pero logró curarse. La peste dejó huérfanos a miles de niños pobres, y Jerónimo se dedicó a darles alimento, ropa, hospedaje y educación de manera gratuita y desinteresada. Jerónimo alentó la construcción de un hospital en Verona, de un orfanato en Brescia y dos casas, una para niños y otra para niñas, en Bergamo. En esa ciudad también fundó una casa para exprostitutas.