Siempre el Señor en el Evangelio insistía al hablar con los discípulos para decirles: “Cuando os detengan no os preocupéis sobre vuestra defensa ya que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros”. Hoy la Iglesia, brinda al Papa San León Magno que fue fortalecido con la Luz de lo Alto para salir adelante en las dificultades que afectaban a toda la Comunidad Eclesial.
Nacido en la región italiana de Toscana, sería elegido Pastor de la Iglesia Universal el año 440. Si por algo se caracteriza es, por ser uno de los pontífices más insignes de la antigüedad cristiana.
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Precisamente la misión que Dios le encomendó, la desempeñó con gran celo pastoral y apostólico en bien de las almas. Su espíritu sacerdotal se manifiesta cuando hace frente a las dos dificultades presentadas: Una interna, como son las herejías; y otra externa, que es el caso de los bárbaros.
Logró que los invasores no destruyeran la Ciudad Eterna. Tocante a las herejías, ya estaban preparados cuando San Pablo había advertido en sus Cartas que muchos de entre vosotros desvirtuaba el Depósito de la Fe en el que creemos. De él se conservan varios legados, entre los que se encuentran sermones y cartas varias, que constituyen un tesoro y una gran riqueza para la comunidad eclesial.
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Todos estos gestos le valieron el apelativo de Magno. Muere el año 460. Una de sus frases más famosas, la pronunció durante una homilía en Navidad y decía así: “Reconoce ¡Oh cristiano! tu dignidad. El Hijo de Dios se vino del Cielo por salvar tu alma”. De hecho es uno de los Baluartes de la Fe que se leen en el Oficio Divino durante el Tiempo de Navidad donde explica a los creyentes el Misterio del Verbo de Dios hecho Hombre por nosotros y por nuestra salvación.