Desde el siglo XIII, Santa Catalina de Alejandría, patrona de las mujeres solteras, fue objeto de una devoción muy popular en Occidente. Incluida entre los Catorce Santos Auxiliadores, su voz fue escuchada por Santa Juana de Arco durante su martirio.
De origen noble, Catalina nació en Alejandría (Egipto) en la segunda mitad del siglo III. Conocedora de las ciencias e instruida en el cristianismo por un anacoreta, a los 18 años, se presentó ante el emperador Maximiano, quien gobernaba el Imperio romano con Diocleciano, para recriminarle por su cruel persecución de los cristianos.
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Sorprendido por la audacia de la joven, Maximiano convocó a los sabios para que, con razonamientos falsos, lograran que apostatara. Pero Catalina salió airosa de todos los debates. Incluso, algunos de esos sabios, conquistados por su elocuencia, llegaron a convertirse al cristianismo.
Santoral del 25 de noviembre: día de Santa Catalina de Alejandría. Pintura de Michelangelo Caravaggio. Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid, España.
Como en muchas otras historias de la época, se asegura que el emperador enfureció y ordenó azotar y encerrar a Catalina. Pero la esposa del emperador mostró su compasión y la visitó en la cárcel, intentando ayudarla.
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En la cárcel, Catalina siguió convirtiendo al cristianismo a quien la escuchaba. Pero el cruel Maximiano, cada vez más enojado, la condenó a morir en la rueda. El instrumento quedó destruido al entrar en contacto con la joven, de manera milagrosa. Poco después, ella fue decapitada. Según la leyenda, un grupo de ángeles llevó su cuerpo hasta el Monte Sinaí.