Santa Cecilia nació en Roma, bajo la tutela de una familia ilustre de la época. Es reconocida como una virgen y mártir que convirtió el canto en una forma idónea de proclamar su fe. Bajo una acción que atentó contra su voluntad fue casada con un aristócrata pagano de nombre Valerio. “Dicen que durante su boda, mientras los músicos tocaban, ella cantaba a Dios, a quien había decidido entregar su vida”.
La santa logró que su esposo respetará su decisión de mantenerse impoluta y lo convenció de convertirse al cristianismo.
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“Cuando los jóvenes esposos se retiraron a sus habitaciones, Cecilia, armada de todo su valor, dijo dulcemente a su esposo: «Tengo que comunicarte un secreto. Has de saber que un ángel del Señor vela por mí. Si me tocas como si fuera yo tu esposa, el ángel se enfurecerá y tú sufrirás las consecuencias; en cambio sí me respetas, el ángel te amará como me ama a mí.» Valeriano replicó: «Muéstramelo. Si es realmente un ángel de Dios, haré lo que me pides.» Cecilia le dijo: «Si crees en el Dios vivo y verdadero y recibes el agua del bautismo verás al ángel”.
Fue tal la vocación adquirida que Valerio y su hermano convinieron en darle sepultura a los mártires perseguidos por el prefecto de Roma, el Turco Almaquio, una decisión que los condenó, muriendo decapitados
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Luego de condenar a Valerio y su hermano el prefecto romano señaló a la Santa como una infractora, de allí que fue buscada en su casa y bajo dictamen directo se le condenó a muerte. Fue tal el cobijo de nuestro Señor que luego de tratar de ahogarla en el baño de su propia casa sin resultado positivo se le realizó una serie de torturas como colocar en agua hirviendo un intento que también fue fallido.
“Por eso el prefecto decidió que la degollaran allí mismo. El ejecutor dejó caer su espada tres veces, pero no pudo separar la cabeza del tronco. Huyó, dejando a la virgen bañada en su propia sangre. Cecilia vivió tres días más, dio limosnas a los pobres y dispuso que después de su muerte su casa debía dedicarse como templo. El papa Urbano I la enterró en la catacumba del papa Calixto I (155-222), donde se sepultaba a los obispos y a los confesores”.
De acuerdo a lo expuesto en el acta donde se dejaba por escrito su martirio se conoció que mientras era atormentada cantaba, una acción que le concedió ser reconocida como la patrona de los músicos.
“Pasaron más de mil años para que Cecilia fuera proclamada patrona de la música. En 1594, el papa Gregorio XIII la canonizó y le dio oficialmente el nombramiento, por haber demostrado una atracción irresistible hacia los acordes melodiosos de los instrumentos. Su espíritu sensible y apasionado por este arte convirtió así su nombre en símbolo de la música”
Oración a Santa Cecilia
Señor y Dios nuestro, tú escogiste para ti desde sus más tiernos años a Santa Cecilia.
Ella amó a Dios, a su familia, a sus semejantes, hasta entregar todos sus bienes a los pobres. Desde su imagen nos señala una ruta.
Es un faro luminoso en los acantilados del mundo.
Se nos muestra joven, hermosa, rica de espíritu y sana.
Exhibe valentía, carácter, robustez del alma… hasta entregar su vida.
Queremos aprender de ella esa fe y esa valentía para vivir nuestro cristianismo sin claudicar.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.