Santa Isabel nació en Aragón, España en el año 1271, proveniente de un linaje de reyes y conquistadores, fue la hija del rey Pedro III y nieta del rey Jaime el Conquistador además de biznieta del emperador Federico II de Alemania.
Desde niña la familia se esmeró en formarla de manera cabal una situación que se adecuó perfectamente a su inclinación a la piedad como factor determinante para vivir en armonía, de allí que desde siempre escuchó y adoptó la frase Tanta mayor libertad de espíritu tendrás, cuanto menos deseo de cosas inútiles tengas”, la cual fue bandera para buscar el encuentro pleno con Dios.
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“A los 15 años ya sus padres la habían casado con el rey de Portugal, Dionisio. Este hombre admiraba las cualidades de tan buena esposa, pero él por su parte tenía un genio violento y era bastante infiel en su matrimonio, llevaba una vida nada santa y bastante escandalosa, lo cual era una continua causa de sufrimientos para la joven reina, quien soportara todo con la más exquisita bondad y heroica paciencia”
La relación con el rey fue tormentosa para la santa, sin embargo, tenía libertad para ser promotora de actos de caridad los cuales alternaba con la lectura diaria de los salmos y la participación recurrente a la santa Misa. Sus acciones eran coser y bordar junto a otras damas ropa para los más pobres y visitar a los ancianos y enfermos para cuidarlos y atenderlos.
“Construyó albergues para indigentes, forasteros y peregrinos. Fundó un hospital para pobres, un colegio gratuito para niñas, una casa para mujeres arrepentidas y un hospicio para niños abandonados. Conseguía ayudas para construir puentes en sitios peligrosos y repartía con gran generosidad toda clase de ayudas. Visitaba enfermos, conseguía médicos para los que no tenían con qué pagar la consulta; hacía construir conventos para religiosos, a las muchachas muy pobres les costeaba lo necesario para que pudieran entrar al convento, si así lo deseaban”.
Durante años sirvió de mediadora para evitar conflictos y guerras entre los gobernantes, un accionar que ejecutó poniendo en riesgo su vida. “Un día supo que entre su hijo Alfonso de Portugal y su nieto, el rey de Castilla, había estallado la guerra. Anciana y achacosa como estaba, emprendió un larguísimo viaje con calores horrendos y caminos peligrosos, para lograr la paz entre los dos contendores. Y este viaje fue mortal para ella. Sintió que le llegaba la muerte y se hizo llevar a un convento de hermanas Clarisas, y allí, invocando a la Virgen María murió santamente el 4 de julio del año 1336”.
Oración
Oh Santa Isabel de Portugal, reina ejemplar y madre amorosa, tú que dedicaste tu vida al servicio de los más necesitados, intercede por nosotros ante Dios Padre para que nos conceda la gracia de vivir una vida llena de fe y caridad, siguiendo tu ejemplo de amor y compasión por los demás.
Nos inspire a ser instrumentos de paz y reconciliación, trabajando por la unidad y el bien común en nuestras comunidades.
Nos fortalezca en los momentos difíciles, brindándonos la esperanza y la fortaleza que necesitamos para superar las adversidades y nos ayude a amar a Dios y a nuestros prójimos de todo corazón, imitando tu espíritu de entrega y generosidad.
Santa Isabel de Portugal, ruega por nosotros.
Amén.
Carlos A. Ramírez B.