Santa María Magdalena, nació en Magdala, un poblado cercano al lago de Genesaret (mar de Galilea) de allí la calificación de “Magdalena”. Su historia es una de muestra amor, dolor, penitencia y convicción por seguir los pasos de Jesucristo como faro de luz y vida eterna sumado a ser una de las promotoras del mensaje evangelizador.
Fue una fiel acompañante de Jesús y sus discípulos y despuntó por permanecer desde el inicio de su ministerio hasta la llegada de la pasión, muerte y resurrección. La presencia en los evangelios la erigen con virtudes marcadas de lealtad y dedicación al Señor, las cuales nunca dejaron de existir con el compromiso y el valor de creer y defender la fe.
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“¡El sepulcro vacío! María Magdalena llora, hecha un mar de lágrimas. Necesita al Maestro. Había ido allí para consolarse un poco estando cerca de Él, para hacerle compañía, porque sin el Señor no merece la pena ninguna cosa. Persevera María en oración, le busca por todos los sitios, no piensa más que en Él. Hijos míos, frente a esa fidelidad, Dios no se resiste: para que tú y yo saquemos consecuencias; para que aprendamos a amar y a esperar de verdad”.

Menciones en los Evangelios:
Los siete demonios: Lo primero que dice el Evangelio acerca de Santa María Magdalena es que Jesús sacó de ella siete demonios (Lc 8,2), lo cual es un favor grandísimo, porque una persona poseída por siete espíritus inmundos tiene que haber sido impresionantemente infeliz.
Se dedicó a servirle con sus bienes: Amor con amor se paga. Es lo que hizo Magdalena. Ya que Jesús le hizo un gran favor al librarla de los malos espíritus, ella se dedicó a cumplir numerosos favores. Se unió al grupo de las santas mujeres que colaboraban con Jesús y sus discípulos (Juana, Susana y otras).
Junto a la cruz: La tercera vez que el Evangelio nombra a Magdalena es para decir que estuvo junto a la cruz, cuando murió Jesús. La ausencia de hombres amigos junto a la cruz del Redentor fue escandalosa. Sencillamente no se atrevieron a aparecer por ahí. No era nada fácil declararse amigo de un condenado a muerte. El único que estuvo junto a Él fue Juan. En cambio, las mujeres se mostraron mucho más valerosas en esa hora trágica y fatal. Y una de ellas fue Magdalena.
Jesús resucitado y la Magdalena: Uno de los datos más consoladores del Evangelio es que Jesús resucitado se aparece primero a dos personas que habían sido pecadoras, pero se habían arrepentido: Pedro y Magdalena.
Oración
Señor, Dios nuestro, Cristo, tu unigénito, confió, antes que, a nadie, a María Magdalena la misión de anunciar a los suyos la alegría pascual;
concédenos a nosotros, por la intercesión y el ejemplo de aquella cuya fiesta celebramos, anunciar siempre a Cristo resucitado y verle un día glorioso en el reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Carlos A. Ramírez B.