Santo Tomás de Aquino en 1225, proveniente de una familia noble que residía en Roccasecca, cerca de la abadía de Montecassino. Hijo del Conde Landulf y la Condesa Teodora de Theati, su linaje se relaciona con la dinastía Hohenstaufen de emperadores romanos. Fue un presbítero, fraile, teólogo, filósofo y jurista católico perteneciente a la Orden de Predicadores, es considerado el principal representante de la enseñanza escolástica.
“Un santo ermitaño predijo su carrera, diciéndole a su madre, Teodora, antes de su nacimiento: Su conocimiento y santidad serán tan grandes que en vida, no se encontrará nadie que le iguale”.
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A los cinco años fue enviado con los monjes Benedictinos de Monte Casino para dar inicio a su educación, fue allí que descubrieron su vocación para la meditación y la oración, una condición que sorprendió a sus profesores ante sus recurrentes preguntas “¿Qué es Dios?”.
“A los 16 años dejó la Universidad de Nápoles, donde había estudiado con los dominicos y franciscanos, que a su vez había representado un desafío para el clero del momento (…) tenía la intención de continuar su formación dominica, lo que no agradó a su familia (…) cuentan que su familia decidió encerrarlo durante más de un año en el castillo de Roccasecca, donde había nacido. Esto era para evitar su ingreso en dicha orden”.
Luego de este incidente el Santo ingresó en 1244 a la Escuela Dominica de Colonia, y en 1245 a la Universidad de París, donde realizó estudios en filosofía y teología de la mano de Alberto Magno. Fue tanta su capacidad y su entrega en la educación que en el año 1248 fue nombrado profesor, y es en esa fecha donde se gesta su excelente y reconocida vida académica y literaria.
“Las obras de Aristóteles presentaban una visión completa del mundo llevada a cabo sin y antes de Cristo, con la pura razón, y parecía imponerse a la razón como «la» visión misma (…) Tomás de Aquino lo estudió a fondo, distinguiendo lo que era válido de lo que era dudoso o rechazable del todo, mostrando la concordancia con los datos de la Revelación cristiana. Así, señaló que entre la fe cristiana y la razón subsiste una armonía natural. Esta es la gran obra de Tomás: mostrar que fe y razón van juntas”.
Santo Tomás de Aquino murió en Nápoles el 7 de marzo de 1274 de una enfermedad repentina, sin embargo, hay teorías que dicen que en realidad su muerte fue avivada por un rey de Sicilia, quien lo envenenó por conflictos políticos.
Tomás de Aquino fue canonizado casi a los 50 años de su muerte, el 18 de enero de 1323.
Carlos A. Ramírez B.