***Niños y jóvenes han respondido al llamado de Dios en medio de diferentes circunstancias que atraviesa la sociedad venezolana
Una institución que en tan solo dos años llegará a su centenario es el Seminario Santo Tomás de Aquino, cuyo lugar ha servido por décadas para formar nuevos pastores que tendrán como propósito llevar un mensaje de evangelización y fe a cada rincón del estado Táchira.
El presbítero y rector del Seminario, Reinaldo Balza señaló que, el próximo dos de febrero se conmemora el 98 aniversario de este sitio fundado por Monseñor Tomás Antonio Sanmiguel Díaz, el cual se ha convertido en un “signo de esperanza para la Iglesia y Venezuela”.
Dijo que es el tercer año en su cargo, el cual le ha dejado múltiples experiencias que lo han hecho crecer de forma humana y sacerdotal, pues ha sido una gran labor la desarrollada hasta ahora, luego de ser elegido para el cargo por el obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Monseñor Mario Moronta.
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“Esperamos que esta celebración nos sirva para orar, apoyar esta institución y especialmente trabajar mancomunadamente por las vocaciones sacerdotales y religiosas, pues es este el camino de la Iglesia, que estamos viviendo en la esperanza del sínodo” expresó.
Recordó que los niños y jóvenes que están en este plantel están respondiendo al llamado que Dios les ha hecho, en medio de diversas circunstancias que atraviesa la sociedad, por lo cual los mismos merecen un reconocimiento y apoyo por parte de los formadores y “pueblo de Dios”.
Afirmó que Monseñor Sanmiguel acertó en su misión de crear el Seminario, el cual con el correr de los años, sus sucesores dieron continuidad a este trabajo que ha respondido conforme a “los signos del tiempo que les tocó vivir”.
“Monseñor Sanmiguel fundó el Seminario menor, pero también está el seminario mayor, la parte estructural, académica, y en el último período a cargo de monseñor Moronta, se ha encargado de desarrollar un proyecto formativo del Seminario y todo lo que está” apuntó.
Si bien al instituto le hace falta más jóvenes que quieran participar de la misión que tiene, Balza mencionó que muchos de ellos carecen de la promoción vocacional, la cual comienza en la familia, continua en las comunidades parroquiales, en conjunto con el apoyo de los sacerdotes.
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“Espiritualmente siempre le ha hecho falta la oración, pues la oración tiene una fuerza maravillosa” apuntó.
Con la ayuda de Dios, continuó Balza, han logrado mantener la estructura, teniendo algunas modificaciones en los últimos tres años para beneficio de los estudiantes y personal que hace vida en el lugar.
El director de Diario Católico, y exrector del Seminario, Lucio León, manifestó tener una experiencia de fe, esperanza y conocimiento y sabiduría, puesto que, por años esta casa de estudios ha formado de manera íntegra a muchos sacerdotes.
“Esa formación debe seguir adelante, hacia el futuro de los padres para el bien de la Iglesia y el pueblo de Dios” agregó.
Agradeció al Señor por los 98 años de dicha institución que fue su casa, y su hogar, y por lo tanto, se hace necesario orar para que siga esta labor en pro de la Diócesis.
Llamado
El seminarista Yeferson Jaimes, dijo que el llamado de Dios lo tuvo en octubre de 2012, gracias al testimonio de un sacerdote, que marcó su vida y el inicio de esta experiencia vocacional.
Nativo de una comunidad de La Grita, en el municipio Jáuregui, este joven ve como una alegría la esencia de este don que nace de Dios.
“Sin sacerdotes no habría vida cristiana ni eucarística, y es por ello que la presencia del Seminario es sumamente valiosa para el pueblo” acotó.
Este mismo testimonio lo relata José Alirio Durán, quien cursa el primer año de Discipulado, y quien calificó como una experiencia “fuera de lo común” pertenecer a la institución que se convirtió en un ícono de fe en la región.
“Ha sido esta experiencia la que me ha llevado a estar más seguro de mi vocación como lo es seguir a Dios, mi fe, y lo que una vez me enseñaron mediante el bautismo, y familia. Doy gracias a Dios por eso” agregó.
En su opinión el Seminario se convirtió en un “semillero grande, de fe y amor” que trabaja para formar nuevos pastores de la Iglesia.
Sencillez
La hermana, María Goretti Aristizábal, es la jefa del personal de cocina. Su trabajo el cual considera “sencillo y escondido”, le permite que todo esté a la hora, para que tanto jóvenes y sacerdotes puedan alimentarse.
“Prestamos ayuda aquí los jóvenes que se están preparando para ser futuros sacerdotes de la Iglesia y servir al pueblo de Dios, que es una hermosa labor, que no es fácil, pero es un reto que se puede trazar en la vida y continuar” indicó.
Como religiosa se siente orgullosa de los 98 años del Seminario diocesano, el cual considera como una bendición para toda la población del estado Táchira.
Maryerlin Villanueva