La publicación de un artículo de prensa considerado ofensivo por el expresidente de Venezuela, Rómulo Gallegos, motivó que éste iniciara juicio penal contra el director de Diario Católico, el presbítero doctor José León Rojas Chaparro, quien conducía el medio desde el 17 de octubre de 1947.
El escrito firmado por “Fierabrás” no fue redactado por el sacerdote. Salió publicado el 9 de marzo de 1948, luego de una visita del primer mandatario a San Cristóbal. Decía, entre otras líneas, que “cuando en estos días el anciano presidente vino a comerse democráticamente unas cuantas tortas en los mejores hoteles de la ciudad junto con sus insaciables áulicos y parásitos del partido oficial, ya que su misión fue netamente partidista, como el que vuelve a un pueblo a visitar a sus primos, tuvo la peregrina idea ese mismo anciano Presidente de pronunciar desde el Parque Bolívar un discurso untuoso y melifluo de sirenas”.
No fue la primera filípica del Diario contra Gallegos, tampoco contra el partido de gobierno Acción Democrática que ejercía el poder. El llamado “trienio adeco” (1945-48) fue una alianza entre militares y políticos que estructuró una junta presidida por Rómulo Betancourt cambiando radicalmente las estructuras y conceptos de la vida nacional.
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La Iglesia se enfrentó al régimen y en la Asamblea Nacional Constituyente, que se conformó para reorganizar el país, participaron como legisladores tres sacerdotes tachirenses, uno fue Rojas Chaparro.
Nacido en Queniquea en 1917, ingresó al Seminario de San Cristóbal en 1930. Pasó al Interdiocesano de Caracas y siguió a Roma para continuar en el Colegio Pío Latino Americano en 1938 y ordenarse en 1942 luego de obtener la licenciatura en Sagrada Teología.
Vivió los rigores del inicio de la Segunda Guerra Mundial. De vuelta a su país, revalidó su título en la Universidad Central de Venezuela doctorándose en Teología. Se incorporó a la Diócesis de San Cristóbal regida por el obispo, Rafael Arias Blanco quien lo envió a Colón y La Grita, siendo en estas cura y maestro.
Designado director de Diario Católico sucedió al padre Domingo Roa Pérez quien lo llamó “mi íntimo amigo y hermano apreciadísimo en el sacerdocio”. Al asumir, Rojas Chaparro expresó en su primer editorial “Nomine autem tuo”, que su norma era obedecer “sumisamente las disposiciones de nuestro superior”. Se cumplían al día siguiente dos años del proceso político que regía a Venezuela. Calificó a la “Revolución de Octubre” como “una hermosa ocasión”, pero lamentó las decisiones del gobierno al incluir en la Constitución el derecho de Patronato y sostener el decreto 321 que atentaba contra la educación católica. El 10 de noviembre tildó a Acción Democrática de ser “un partido anticristiano, herético, totalitario y marxista”.
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Se avecinaban las elecciones del 14 de diciembre de 1947, y Rojas Chaparro asistió a los mitines de AD, del partido socialcristiano COPEI y del partido Comunista. Faltando un mes para los comicios pronunció un sermón en el templo de Seboruco, advirtiendo que era ofensivo al catolicismo votar por una organización que ha manifestado estar en contra de los intereses de la Iglesia. No tuvo reservas para publicar un pequeño aviso en el Diario: “Votar por Acción Democrática es traicionar la Iglesia Católica”.
Rómulo Gallegos y AD arrasaron en el país, pero en el Táchira, ganó Rafael Caldera y COPEI. Los opositores del padre Rojas enviaron a sus oficinas una tarjeta invitando al entierro del partido de oposición, COPEI, tildándolo a él y al presbítero Carlos Sánchez Espejo como tíos “del supuesto difunto”.
Contestó que “el Partido de la Oposición está vivo en Venezuela”, argumentando su triunfo en Mérida y Táchira, indicando que al nuevo gobierno le convenía “la existencia de la verdadera oposición civilista”.
El 17 de febrero de 1948 Gallegos asumió la presidencia de la República y el 2 de marzo comenzaron las publicaciones del articulista “Fierabrás” en la columna “Ventanales abiertos”.
El día 6, se difundió “País de las siete plagas”, expresando que significaba una vergüenza “ser un pueblo vendido, un pueblo venal, un pueblo corrompido por el tradicional Casiquismo, cuando a fuerza de mendrugos de pan, botados por los pandilleros que rigen nuestros comunes destinos, vemos cómo se harta y se sosiega la angustia venezolana”.
En “Termómetro adeco” del día 8, describió al gobierno como una “Camarilla que tiene en sus manos de madrastra y señora, agarrados nuestros destinos nacionales”. El 9 apareció “Desvergüenza, candor o estolidez”, descalificando la figura presidencial.
Este agarró por sorpresa al director que había publicado el día antes “El Presidente de todos”, expresando que el discurso del primer magistrado en San Cristóbal recibió “favorable acogida en todos los sectores”. Acentuó el sacerdote diciendo, que “Nosotros queremos que se vivan las palabras de Don Rómulo Gallegos. Nosotros no pensamos como él, pero lo respetamos. Él no piensa como nosotros, pero debe respetarnos”.
Con la invectiva de “Fierabrás” en la calle, Rojas Chaparro confesó que esta “salió a la luz pública sólo por una involuntaria inadvertencia por parte del director”, y que la misma contradice el lema del periódico: “defendamos los principios, pero respetemos a los hombres”. Insistió que el anónimo “no está a tono con la línea indeclinable…” “Fierabrás” presentó “Algunas explicaciones” en la edición del 15 y el director intentó defender el texto manifestando que este no ofendía a Gallegos.
El 24, Rojas reafirmó que “el artículo en referencia no fue escrito por el Director y este no se solidarizó en ningún momento con ese modo de enfocar las cosas, si bien bajo su responsabilidad cae el no haber leído el original antes de su publicación por una inadvertencia involuntaria”. “Fierabrás” no volvió a publicar.
Se conoció que el 19 de marzo, el nuncio Apostólico José Misuraca envió una carta al obispo Arias Blanco, informándole que el ministro de Relaciones Interiores lo había llamado junto al arzobispo de Caracas para participarle que “Diario Católico” sería clausurado y expulsado del país su director.
El nuncio propuso que Rojas fuera a Caracas para aclarar el asunto, lo que el primer magistrado aceptó. Sin embargo, al día siguiente éste solicitó al fiscal Primero del Ministerio Público, Alfonso Uzcátegui, “intentar la correspondiente acción penal”. Rojas se defendió el 12 de julio y los telegramas y cartas de apoyo al religioso proliferaron. Cumplidos tres años del régimen, el imputado editorializó que “la paz interna se ha alejado por la incomprensión total. Se ha dividido a Venezuela en dos campos horribles…”.
El 10 de noviembre, el doctor Aurelio Ferrero Tamayo defendió al padre Rojas argumentando que los hechos no revisten voluntariedad, tipicidad ni imputabilidad. El acusado “no va a restablecer un orden que él no ha violado…” El 18 en la mañana el juez de Primera Instancia del Primer Circuito Criminal, doctor J. M. Cárdenas Angarita sentenció a José León Rojas Chaparro a seis meses de prisión debiendo cumplir su pena en la Cárcel Pública de San Cristóbal. Se le permitió al sacerdote unas palabras, diciendo al final que “respeto la Ley, pero declaro que la justicia humana se equivoca muchas veces”. En el editorial del 20, escribió que “el recuerdo de su injusticia acompañará al Juez J. M. Cárdenas Angarita hasta su propia tumba”. La decisión fue apelada a una superior instancia.
Ese mismo día el gobierno suspendió las garantías constitucionales y surgió el golpe que derrocó a Gallegos el 24 de noviembre y el 5 de diciembre salió exiliado a Cuba. En su escritorio, el padre Rojas Chaparro abrió al azar un libro que decía “el enemigo más terrible que tiene la justicia es la violencia, que va por el mundo, ciega y loca, sembrando amarguras en estúpida crueldad”.
Luis Hernández
Cronista de San Cristóbal
