La búsqueda de nuevos horizontes económicos en el marco de una serie de acciones desafortunadas que vivimos durante dos años por la pandemia de la Covid-19 fue un detonante para la creación de nuevas fórmulas que sacaron lo mejor de cada persona, familia y amigos.
Los emprendimientos de comidas, bebidas y postres repuntaron en los 29 municipios del estado Táchira, las familias se organizaron y lo nunca antes pensando se cristalizó en una nebulosa que fue disipándose en la medida en que los nuevos gerentes de sus negocios comenzaron a ser parte de un concepto innovador que hoy día es la carta de presentación de quienes se afianzaron y continúan la batalla para mantenerse a flote: resiliencia es la clave y la punta de lanza.
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En la vorágine de las transformaciones Sandra Coromoto Castillo Morales y Javier Velasco esposos con treinta años de matrimonio, dos hijos y jubilados de la administración pública vieron en las paletas artesanales (helados) una salida y una oportunidad para recorrer un camino que descubrieron ante la curiosidad y el interés en un producto que genera sonrisas en niños, niñas y adultos y que representaba un desafío que estaban dispuestos a confrontar y ganar.
Sandra Castillo cabeza del emprendimiento y encargada de la línea de producción casera, aduce que se inspiró, primero, por su interés particular y segundo por su afición a degustar del producto.
“Siempre me han gustado los helados, comencé a seguir páginas de emprendimiento de helados y de cursos online, cada día me fue llamando más la atención aprender sobre el mundo de la heladería, y motivado a la pandemia buscamos, mi esposo y yo, está alternativa que nos ha gustado bastante y de la cual hicimos un emprendimiento”
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El accionar emprendedor comenzó primero con la oferta del producto a sus vecinos, y paso a paso comenzaron a mejorar las recetas, todo ello, en medio de la pandemia y con la necesidad de generar recursos adicionales para la manutención del hogar.
Lo que se gestó en su hogar tomó otro matiz cuando con el apoyo de amigos se ubicaron en San Rafael de Cordero vía Principal (municipio Cárdenas), más arriba de la escuela de San Rafael a mano derecha y es allí, en un centro improvisado de atención y entrega del producto donde se erige el emprendimiento familiar que goza de unión, confraternidad y sabores que día a día deleitan el paladar de todos los de su comunidad.
“Ya tenemos 2 años aproximadamente (…) iniciamos primero en mi casa ofreciendo a los vecinos mientras iba perfeccionando las recetas, luego con la ayuda de unos amigos nos facilitaron su casa y desde aquí vamos construyendo nuestro negocio familiar”.
Calidad
Castillo se yergue al afirmar que parte del secreto está en la elaboración de su producto con recetas únicas, de calidad, y a un precio accesible. Con ella como encargada de la manufactura y su esposo Javier Velasco en atención al cliente promueven cada sabor que degustan, por ahora, sus más cercanos vecinos, sin embargo, continúan en otras labores extras, pues la idea es generar capital para crecer más, por ahora, el trabajo de mercadeo está en marcha.
“Tenemos 30 años de casados, tenemos 2 hijos 1 varón que ya salió del nido y una hija de 16 años (…) es un emprendimiento familiar (…) yo Hago los helados y el atiende los clientes y pues nos compartimos el trabajo (…) actualmente el emprendimiento da para completar gastos, porque hacemos de todo un poco”.
Reitera que es necesario mayor capital para incrementar la producción y, por ende, consolidar el producto en toda la región, aduce que no existe como tal una organización de apoyo a emprendedores, pero sí se han apoyado en “grupos de venta” que no solo los han beneficiado a ellos, sino a un número representativo de emprendimientos de la zona, en el municipio Cárdenas.
Y en cuanto a la oferta del producto no escatima esfuerzos para decir que además de la calidad los sabores son lo más buscados para deleite de todos. “Son varios los sabores favoritos, nutella, mantecado con chispas de chocolate, pastelado de fresa, ponche crema y ron con pasas”.
Propuestas
“Para crecer más sería conveniente mudarnos a un sitio de mayor población, sin embargo, tenemos buenos clientes, fieles a nuestros productos, y por las limitaciones de capital no hemos podido expandirnos hacia lugares más concurridos”.
Con esta premisa Castillo avizora que Sweet Cream, paletas artesanales es un emprendimiento que si bien está comenzando no tiene previsto detenerse y para ello, como crítica aduce que requieren de mayor apoyo económico que provenga de sectores privados como la banca y a través de los entes públicos quienes son los encargados de proveer créditos a la mediana y pequeña industria.
Insiste en seguir invirtiendo en Venezuela, en apostar por el desarrollo interno como medida absoluta para mejorar la calidad de vida, por ahora los sueños están en alza y el cometido por el cual comenzaron no termina aquí, el largo camino para desarrollar su emprendimiento familiar está al frente y con objetivos precisos que no son más que ser parte activa de la economía regional y brindar a todos los usuarios el placer de degustar de una paleta artesanal producida en Táchira, Venezuela con la misma calidad de otros existentes fuera de la fronteras nacionales.
Carlos A. Ramírez B.