Según FundaRedes, una organización no gubernamental que trabaja por la defensa de los derechos humanos en la frontera venezolana, en el año 2019 se registró en el Táchira un total de 316 homicidios, haciéndolo uno de los estados fronterizos con mayor variedad criminal.
Ante esta realidad, el Observatorio FundaRedes decidió hacer seguimiento, documentar y procesar la data sobre la creciente violencia en la zona limítrofe con Colombia y Brasil, así como en las zonas costeras colindantes con islas del Caribe.
La documentación de cada uno de estos casos fue presentada ante el ministerio público, en varias sedes del país el pasado jueves 20 de febrero; a través de un instrumento estadístico denominado “Curva de la violencia 2019”, que plasma las cifras de homicidios, secuestros, desapariciones y supuestos enfrentamientos ocurridos en zonas de frontera.
Los resultados de dicha investigación arrojaron que, en total hubo 316 víctimas. De los 29 municipios del estado Táchira el mayor número de homicidios ocurrió Pedro María Ureña (20,57%), San Cristóbal (8,54%), Bolívar (8,23%), García de Hevia (8,23%) y Fernández Feo (6,33%).
El 90% de esos crímenes fueron cometidos por arma de fuego. Los principales victimarios fueron grupos armados irregulares (cerca de 70% de los casos), y el móvil principal fue el sicariato (más de 25%).
Además, 20 víctimas eran mujeres. La mayoría de las víctimas de ambos sexos eran de entre 20 y 35 años de edad. Los meses más violentos de 2019 en Táchira fueron enero, febrero, octubre y diciembre.
Vale destacar que durante el año 2019, esta organización no gubernamental alertó en varias oportunidades a las autoridades sobre la presencia de grupos irregulares armados en los municipios de frontera, donde su accionar no solo se daba en las llamadas trochas, que diariamente era escenario de enfrentamientos y en donde aparecían cuerpos sin vida y sin identificación; sino que a través de ayudas económicas, juegos, dinámicas e incluso con formación directa ya estaban en instituciones educativas llevando su mensaje a los más vulnerables de la sociedad, los niños.
En el estudio de esta creciente ola de violencia FundaRedes determinó lo siguiente, el fenómeno violento en esta frontera tiene su origen en aspectos como la migración interna, utilizada por los grupos criminales y paramilitares que se aprovechan de la necesidad de cientos de venezolanos para reclutarlos a sus filas o extorsionarlos para permitirles el acceso al trabajo en la zona. La presencia de diversos grupos armados irregulares colombianos (guerrilla y paramilitares) y venezolanos (colectivos) hace de este territorio una zona de enfrentamiento por el control de los pasos fronterizos usados para el contrabando, narcotráfico y secuestros.
Minería de Sangre
No obstante, si bien el Táchira es el segundo estado más violento del país, existe un estado en Venezuela que duplica las espantosas cifras de muertes violentas donde sus riquezas minerales son el principal motivo de la ejecución de las mismas.
El estado Bolívar es una tierra con grandes riquezas, pero bañada en sangre, según lo expresan en el documento estadístico. Donde acotan que, La ocurrencia de estos hechos despuntó en torno a las actividades de extracción ilegal de minerales. Los medios de comunicación digitales reseñaron que durante 2019 hubo 869 homicidios: 532 asesinatos y 337 muertos en “enfrentamientos” o “ejecuciones extrajudiciales”, con una tasa de 36,59 por cada 100.000 habitantes. Entre las víctimas resaltan 32 niños y/o adolescentes. Entre los hombres la mayor incidencia se dio de 18 a 45 años de edad. Los meses más violentos fueron mayo, junio y enero, en ese orden.
La presencia de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en el estado Bolívar es pública y notoria. En septiembre de 2019 el diputado a la Asamblea Nacional Francisco Sucre lo denunció luego de viajar a esa entidad, pues en un punto de control del Ejército, en la isla de Anacoco, los efectivos militares le advirtieron que unos 800 metros más adelante había una alcabala del ELN.
En completa impunidad actúa este grupo armado colombiano desde antes de 2017; constantemente sostiene enfrentamientos con “sindicatos” mineros (mafias organizadas que pugnan por el control del Arco Minero y las minas de Coltán, entre otros) que han dejado un número no precisado de víctimas en masacres y asesinatos individuales. Estos hechos son calificados por las autoridades gubernamentales como “confrontaciones entre grupos criminales rivales”, sin reconocer la implicación de la guerrilla.
Una de las conclusiones a la cual llegaron en dicho estudio manifiesta. De las tres variables analizadas (homicidios, desapariciones y/o secuestros y enfrentamientos) la que reportó más víctimas fueron los homicidios. La frontera de Venezuela se ha convertido en un escenario violento donde conviven delincuentes comunes, grupos armados irregulares y cuerpos de seguridad del Estado en permanente tensión.
De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra las Drogas y el Delito (UNODC), América Latina ocupa el primer lugar de las regiones más violentas del mundo, y en los últimos años Venezuela se ha posicionado de los primeros lugares del ránking regional y mundial. En 2017 la UNODC registró que Venezuela fue el segundo país con más muertes violentas con una tasa de homicidios de 53,7 por cada 100.000 habitantes –sólo superado por El Salvador con 62,1–, un indicador en crecimiento sostenido desde 1995 a pesar de que las autoridades no publican cifras oficiales desde 2014.
Los datos y análisis de cifras fueron tomados del documento “Curva de la violencia 2019” presentado por FundaRedes y que se encuentra en www.fundaredes.org.
Freddy Ramirez / Diario Católico