Mons. Lisandro exhortó a cada uno de los presentes a seguir al servicio de la Iglesia y les animó a continuar el camino, además, reiteró su acompañamiento y agradeció por la entrega y dedicación constante
Totalmente abatidos, se entregan al desaliento, a la desesperanza, a la cultura de la muerte, pues Jesús había muerto y con su muerte todo había acabado. Se rinden. Se van. Se entregan a una vida de lamentos y fatiga. Habían perdido la fe y la esperanza. Eran muertos que caminaban