El encuentro de Juan Diego con la Santísima Virgen es una hermosa historia. La tilma que portó llena de flores sobre la cual quedó la imagen de Nuestra Señora, junto con la reliquia de la Nuestra Señora de Coromoto en Venezuela, son las únicas manifestaciones en las cuales ha quedado tangible la presencia de nuestra madre del cielo
Cuenta la historia, que hace muchos años, en un lugar de México donde se levanta el cerro del Tepeyac, vivía un pequeño indígena llamado Juan Diego, junto con su tío Bernardino.