La llegada de los PP. Dominicos trajo consigo la apertura a otros horizontes, ellos, con la emoción de tan bella población plantearon la posibilidad de hacer en Rubio una réplica del Santuario de Chiquinquirá de Bogotá y sobre tales planos comenzaron los trabajos. Comenzó a levantarse el majestuoso templo. Las naves laterales, las bases, y parte de la estructura de los cuerpos centrales señalan una longitud de 77 metros por 30 metros de ancho y 19 metros de altura; las torres como la cúpula alcanzaron una elevación de 36 metros.
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La lucha para esta construcción fue ardua, pues para encontrar mano de obra, muchos desistían de laborar, por miedo a la altura, algunos sufrían de vértigo y otros le temían al peso de los ladrillos de diferentes formas y tamaños, los cuales variaban entre 16 y 20 Kg. Evidentemente se necesitaba no solo de fuerza sino de cantidad de personal para la descarga y traslado de estos ladrillos, fueron los estudiantes del aún existente y operante Grupo Escolar Estado Sucre quienes aportaron tan fatigante tarea.
El estilo es totalmente gótico, juega un papel importante la estética de la luz como fundamento de todo arte, bellos ventanales y portentosas puertas. Este efecto de luz fue capaz de representar la idea teocentrista de la luz de Dios. Al ser una obra gótica, destaca el uso del arco ojival que termina en forma apuntada y genera sensación de gran altura. El templo parroquial de Santa Bárbara de Rubio goza con la profunda marcación de esta característica, lo que le brinda, como se ha dicho, altura y majestuosidad. Se aplicó para las cúpulas, arcos, naves, puertas y ventanales.
Además, la aplicación de innovadoras técnicas de arquitectura permitió alcanzar el estilo único de techos altos, arcos arbotantes y extensas paredes de vitrales. Lo que le permite manifestar en esencia una belleza sin igual, sin necesidad de ornatos añadidos. El diseño tiene formas extravagantes aplicadas tanto en la escultura como en la decoración arquitectónica, extravagancia que lejos de dar un aspecto bullicioso y hasta cierto punto agotador para la vista, dispone el cuerpo y el espíritu para un auténtico encuentro con lo divino.
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La decoración con materiales brillosos y el uso de colores vivos, para exacerbar el concepto de luminosidad está profundamente marcado y evidentemente reflejado en el templo de la Ciudad Pontálida. A pesar de que la estructura fue levantada únicamente a forma de ladrillo rústico, su belleza y delicadeza en la confección permitieron que las formas distintivas del gótico se expresaran en dicho templo. El vivo color de los ladrillos, apoyados posteriormente con un sello brilloso, permiten el efecto de luminosidad que también predomina en el arte con el que fue inspirado y creado.
La aplicación de extensos ventanales de colores que reflejaban diferentes tipos de luz hacia el interior de las catedrales y monasterios, detalle propio del gótico, está evidentemente marcado en el templo que se estudia, en sus más de 40 vitrales, inspirado en santos, apóstoles, evangelistas, pontífices, imágenes cristológicas y advocaciones marianas, además de algunos de color único, permiten un bellísimo efecto de luz, que apunta muy bien con el ladrillo sobre el cual se posa la luz.
Carlos Peña Seminarista