El 1 de noviembre la Iglesia celebra la solemnidad de todos los santos. La fiesta fue instituida para honrar a las almas que están en el cielo. Se celebra al día siguiente de la memoria de los fieles difuntos que están en el purgatorio. Las almas que están en el cielo se consideran santas, pues, gozan de la gloria de Dios tras haber dado testimonio de piedad y total confianza a la voluntad del Padre.
El presbítero Juan Carlos Gómez Yañez, párroco de la iglesia San Miguel Arcángel de Barrancas, en el municipio Cárdenas, conversó sobre el significado de esta memoria litúrgica destacando que es una invitación de la Iglesia como madre y maestra a los creyentes para que, conociendo la experiencia de los santos, comprueben que la santidad se puede alcanzar.
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“Es un llamado a esforzarnos para que cada día de nuestra vida cristiana sea aprovechado en el ayudarnos los unos a los otros, en el servicio, en el amor. Algunos santos de la iglesia utilizaban esta expresión: amar y servir en todo (San Ignacio de Loyola). Eso es lo que nos lleva realmente a la santidad, pues de esta manera es posible transformar la dificultad, la enfermedad, el sufrimiento y también el error, en oportunidades para crecer en la santidad”
Personas comunes
“Los santos no fueron personas perfectas, sino personas comunes y corrientes que vivieron su vida desde el ser justos. La palabra de Dios nos enseña que ser justo no es dar a cada quien lo que se merece sino preocuparse por el otro, ser compasivo con el otro. Ellos tuvieron sus debilidades, sus tentaciones, sus pecados, pero fueron dóciles al amor de Dios, a la acción del espíritu Santo, se dejaron guiar, querían imitar a Jesús y lo lograron. Tener tantos santos en la Iglesia es la prueba de que sí se puede ser santo”, expresa el padre Yañez.
Reitera que la gente debería leer la vida de los santos para que pueda descubrir su humanidad, sus debilidades, y cómo en medio de ellas crecieron las virtudes. “Algo bonito en la vida de los santos es que lucharon porque reinara la justicia, la verdad, la fraternidad y la libertad de los hijos de Dios, esto es importantísimo”.
Oración y acción
A la interrogante sobre cómo celebrar esta solemnidad, el párroco de San Miguel Arcángel menciona en primer lugar la participación en la eucaristía y en el sacramento de la reconciliación.
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“Esa es la forma adecuada de alabar y agradecer al Señor por permitir a sus siervos ser santificados en la tierra. Y bueno, otra de las formas, además de orar, es evaluar qué virtudes necesito yo hacer crecer en mi vida siguiendo el ejemplo de los santos que son de toda edad, de toda condición y que siempre buscaron la recompensa eterna del cielo”.
Para finalizar, el sacerdote recordó que nadie alcanza la santidad solo: Jesús siempre nos envía de dos en dos, dice el evangelio, por tanto, ya que es voluntad de Dios santificar a la humanidad y salvar a todos los hombres esto no ocurre de manera aislada sino ocurre de forma comunitaria como pueblo como equipo.
Ana Leticia Zambrano