El debate en Nashville será para Trump una de las últimas oportunidades de alto nivel para intentar cambiar el sentido de la campaña, en la que marcha rezagado en los sondeos
Donald Trump se enfrenta este jueves a su adversario demócrata Joe Biden para un último debate televisado en Nashville y que se anuncia lleno de crispación a 12 días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos.
El primer encuentro celebrado a finales de septiembre en Cleveland, Ohio, estuvo marcado por el caos, los insultos y las constantes interrupciones.
El candidato demócrata de 77 años de edad se refirió al mandatario como un mentiroso, un racista y un payaso. Trump, tres años menor, le replicó afirmando: “No hay nada inteligente en ti”.
Pero nada indica que el tono va a ser más cortés, aunque ambos candidatos van a estar separados por una mampara debido al covid-19, después de que el presidente diera positivo a principios de mes e incluso estuviera hospitalizado unos días.
Trump, que teme convertirse en un presidente de un sólo mandato, acentuó en los últimos días sus ataques personales contra Biden, cuestionando su integridad y afirmando que su familia es una “empresa criminal”.
Para evitar el caos del primer encuentro, el micrófono del candidato que no esté hablando va a estar apagado.
“Me parece muy injusto”, afirmó Trump el miércoles y reiteró además sus críticas a la moderadora de la cadena NBC, Kristen Welker, a quien acusó de ser una izquierdista demócrata.
Su principal argumento, es que los padres de la periodista de 44 años de edad son fervientes demócratas.
El debate previsto para el 15 de octubre que fue trasladado a un formato virtual después del contagio del mandatario y fue rechazado por Trump y al final no se celebró.
Debate Trump y Biden: las encuestas
El debate en Nashville será para Trump una de las últimas oportunidades de alto nivel para intentar cambiar el sentido de la campaña, en la que marcha rezagado en los sondeos.
Según el promedio de encuestas de RealClearPolitics, Biden aventaja a Trump por 7,5 puntos porcentuales a nivel nacional -una tendencia decreciente-, y mantiene una distancia, aunque menor, en los estados pendulares, donde las preferencias de los votantes han oscilado entre republicanos y demócratas.
Pero el mandatario desestima las encuestas y dice confiar en cambio en su capacidad de movilizar multitudes.
“Nunca habíamos visto mitines con tanto amor y tanta gente”, aseguró.
Fiel a su estrategia, centrada en estar siempre en campaña, Trump participó en la noche del miércoles en un mitin en Carolina del Norte.
En cambio Biden, se quedó en su casa de Delaware marcando la tercera jornada consecutiva sin eventos en la agenda.
El que sí salió a hacer campaña fue el expresidente Barack Obama, después de meses de una campaña reducida a la mínima expresión y a eventos virtuales por la pandemia, que ha dejado más de 221.083 muertos en Estados Unidos.
“No podemos confiarnos. No me importan los sondeos”, dijo en un mitin en Filadelfia, en el estado clave de Pensilvania. En 2016 los sondeos eran favorables a la demócrata Hillary Clinton, pero Trump acabó ganando la elección de forma sorpresiva.
“Mucha gente se quedó en su casa, se volvió perezosa y confiada”, advirtió Obama que llamó a que no ocurra lo mismo en esta elección.
En una inhabitual diatriba contra su sucesor, Obama criticó a Trump afirmando que es “incapaz de tomarse el trabajo en serio”, durante un mitin en la que los espectadores lo escucharon desde sus coches, otra marca de la pandemia, que como todo, alteró la campaña electoral.
Obama admitió que la pandemia “habría sido difícil para cualquier presidente” pero criticó el nivel de “incompetencia y de desinformación” proveniente del equipo de Trump.